En 2011 numerosos rincones del planeta vieron la acumulación de significativos niveles de inconformidad en diversas poblaciones. Dicha inconformidad -bajo la tesis de Nassim Taleb- después de llegar a un nivel crítico, tiende a buscar un escape de la represión bajo la que se encuentra. Dependiendo de las diversas circunstancias, los resultados del 'destape' de la informodidad son tanto impredecibles como variados.
En varios países del mundo árabe, la inconformidad con regímenes encabezados por líderes déspotas comenzó a destaparse a finales de 2010 y aún continúa en ciertos lugares. Los resultados han sido diversos: en Túnez, Libia y Egipto, los revolucionarios lograron derrocar a los antiguos gobiernos. En Siria se sigue presentando represión violenta contra los manifestantes. En varios otros países han habido demostraciones en las que la población busca expresar su descontento no sólo con el sistema político antidemocrático, sino también ante la escasez de oportunidad económica y el secuestro del capital y de los medios productivos por parte de la élite política.
Plaza Tahrir la noche de la renuncia de Mubarak. Cairo, Egipto.
En Europa occidental también se han presentado grandes manifestaciones en 2011. Tal vez a nadie le sorprenda ver huelgas de parte de trabajadores estatales en Francia, donde tales cosas son rutina, pero la cosa no acabó ahí. En Grecia gran número de personas de todo tipo de antecedentes y perfil socioeconómico se unieron para protestar contra la intervención de agencias extranjeras en sus decisiones económicas. En Italia sucedió lo mismo cuando el gobierno de ese país se vió obligado a adoptar medidas de austeridad dictadas en gran medida por los mercados crediticios y organismos foráneos. En España los indignados eran generalmente jóvenes que protestaban por su derecho a un pedazo del pastel económico, negada por una tasa de desempleo de más de 40% entre ellos. En Gran Bretaña fueron los funcionarios públicos los que se unieron en contra del descontento causado por recortes presupuestales; además de los disturbios vividos en Inglaterra, que muchos observadores atribuyeron al descontento de la clase baja.
Indignados en Puerta del Sol en Madrid, España.
En E.U. surgió el movimiento Occupy Wall Street, que rápidamente se expandió de forma viral por una cantidad importante de ciudades en ese país. El mensaje nunca fue claro y las demandas nunca fueron bien estructuradas, pero la gran mayoría de los enterados están de acuerdo en que el descontento de los ocupantes está altamente relacionado con el sentido de injusticia que emana del incremento en desigualdad económica que se ha vivido en las últimas dos décadas en E.U. Los ricos cada año se vuelven más ricos mientras que las condiciones de vida de los pobres siguen cayendo.
Estudiantes miembros de Occupy Wall Street son rociados con spray de pimienta en San Francisco, E.U.
En Rusia estallaron protestas a raíz de la manipulación de parte del gobierno de las recientes elecciones parlamentarias. El consenso general sobre la actitud de la ciudadanía rusa respecto a su gobierno y a la situación de corrupción y estancamiento político y económico generalizado es que la apatía impera en ese país, que la gente está demasiado desinteresada en lo que acontece en las altas esferas del poder en Rusia. Ello a pesar de que la forma en que los políticos y la oligarquía dueña de las grandes compañías energéticas manejan el destino político y económico del país tiene gran repercusión en las opciones disponibles y las condiciones de vida del resto de los habitantes. Pero finalmente la conciencia social de la ciudadanía rusa parece haber despertado, y con los observadores foráneos de su lado, comienzan a demandar elecciones legítimas y a demandar que las autoridades respeten sus derechos como miembros de la sociedad.
En Chile un gran número de jóvenes organizó protestas continuas y de gran notoriedad con el fin de demandar una reforma al sistema educativo. Los manifestantes consideran que el gobierno de Chile no gasta lo suficiente en educación, lo que resulta en una polarización de la sociedad que implica que los que tienen suficientes recursos pueden pagar para que sus hijos acudan a escuelas privadas de alto nivel, mientras que los demás tienen que conformarse con asistir a escuelas públicas mal financiadas. También están pidiendo que el gobierno de Chile aumente la tasa de impuesto sobre el ingreso de los más ricos, tasa que es baja en comparación con la que imponen el resto de los países de la OCDE.
Cabe mencionar que esta lista no es exhaustiva, pero definitivamente es representativa de la gran cantidad de movimientos que han surgido o se han consolidado en 2011. Podremos o no estar de acuerdo con los méritos y demandas de los diversos movimientos, pero la mayoría podemos estar de acuerdo en que el hecho de que la gente despierte de su somnolencia cívica es algo positivo. Por medio de la organización y la canalización de la indignación social es como se abren nuevos debates y se generan nuevas ideas. Este es un canal por medio del cual funciona la democracia: las protestas sirven como el micrófono que ciertos segmentos de la sociedad utilizan para hacer oír su mensaje.
Si tantas sociedades tan variadas que enfrentan problemas tan diversos son capaces cada una de levantarse y hacer oír su voz, ¿qué es lo que le falta a México para despertar? ¿Por qué preferimos burlarnos y hacer chistes de la situación en vez de involucrarnos de manera efectiva? ¿Es que la sociedad mexicana se ha vuelto tan cínica, tan desesperanzada? ¿O es acaso debido a flojera, impotencia, resignación o una combinación de las anteriores?
Los dos principales candidatos a la presidencia para el próximo año deberían ser motivo suficiente para invocar a la acción a aquellos mexicanos que pueden ver la realidad. No basta ridiculizar a uno porque no sabe nada de libros y a otro porque no sabe inglés. Los candidatos por sí mismos no son el problema, el problema reside en los millones de votantes que respaldarán a uno y al otro. Si la sociedad mexicana no hace algo al respecto, terminará por recibir al líder que se merece en 2012, y entonces lo único que tendrá que hacer para encontrar a un culpable será mirarse en el espejo.
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