martes, 8 de noviembre de 2011

El Legado de Friedman

Dani Rodrik escribió recientemente sobre el legado de Milton Friedman, economista estadounidense ganador del Premio Nobel en 1976. Friedman, fallecido en 2006, es uno de los economistas más notables del siglo XX, si no es que el más notable. Su trabajo en teoría del consumo y en economía monetaria es importantísimo para la disciplina. Pero su legado cruzó las fronteras de la academia, ya que tuvo y sigue teniendo impacto profundo en la manera en que los países occidentales organizaron sus sistemas económicos después del estancamiento de los 70s. Asimismo, sin involucrarse siempre directamente, su ideología en pro de los mercados abiertos y de la competencia jugó un rol primordial en la liberalización de las economías de países en desarrollo, con el caso famoso de Chile y los Chicago Boys.

La columna de Rodrik se ocupa de señalar la contradicción entre la ideología de Friedman, la de mercados abiertos con mínima regulación e intervención gubernamental, y la presente crisis económica y financiera:
En su entusiasmo por promover el poder de los mercados, (Friedman) trazó una línea muy clara entre el mercado y el Estado. En efecto, presentó al gobierno como el enemigo del mercado. Por consiguiente, nos impidió ver la clara realidad de que las economías exitosas son, de hecho, mixtas. Por desgracia, esa ceguera sigue afectando a la economía mundial en el periodo posterior a una crisis financiera que se originó, en gran parte, porque se permitió que los mercados financieros funcionaran libremente.
Esta crítica puede tiener cierta validez. Pero es interesante especular sobre lo que respondería Friedman si todavía estuviera vivo. Probablemente nos recordaría del mal que hicieron los gobiernos, no sólo en la presente crisis, sino también en las anteriores, cada vez que desempeñaron un 'rescate bancario'. 

Desde el punto de vista de Friedman, los 'rescates bancarios' probablemente representarían dos fallas: 1) si una institución financiera es tan grande que requiere una garantía implícita de parte del gobierno de que no se permitirá que caiga, entonces esa institución tiene poder de mercado excesivo y debe reducir su tamaño; 2) los 'rescates bancarios' son 100% política intervencionista, y él nunca hubiera aprobado de los mismos.

Como ya hemos mencionado en anteriores ocasiones, los rescates bancarios van en contra de todo lo que hace a los mercados abiertos una buena idea. Los rescates implican que los contribuyentes incurrirán el costo y el riesgo de pérdidas y los dueños de la institución rescatada obtendrán los beneficios. Lo positivo de los mercados abiertos es la manera en que organizan los incentivos: aquel que arriesga su capital en una empresa, asume tanto el riesgo de perderlo como las potenciales ganancias. Los rescates bancarios anulan esa ventaja.

En otra parte de su texto, Rodrik sigue comentando sobre la relación entre industria y estado, tomando como ejemplo a China y la fabricación de lápices:

Si Friedman viviera se preguntaría cómo es que China ha llegado a dominar la industria del lápiz como ha hecho con tantas otras. Hay mejores fuentes de grafito en México y en Corea del Sur. Las reservas forestales son más abundantes en Indonesia y Brasil. Alemania y los Estados Unidos tienen mejor tecnología. China tiene una enorme cantidad de mano de obra barata, pero también Bangladesh, Etiopia y muchos otros países populosos de bajos ingresos. 
Sin duda, casi todo el mérito le pertenece a la iniciativa y trabajo duro de los empresarios y trabajadores chinos. Sin embargo, ahora la historia del lápiz estaría incompleta si no se cita las empresas estatales chinas, que hicieron las inversiones iniciales en tecnología y capacitación laboral; las políticas flexibles de gestión forestal, que mantuvieron la madera a precios artificialmente asequibles; los generosos subsidios a la exportación; y la intervención del gobierno en los mercados de divisas, que ofrece a los productores chinos una ventaja de costos significativa. El gobierno chino ha subsidiado, protegido y estimulado a sus compañías para garantizar una rápida industrialización, alterando así la división global del trabajo a su favor.
A estas alturas debe resultar evidente para el lector que, tanto en economía como en física, a cualquier acción corresponde una reacción. Otra manera de decir lo mismo, más aterrizada en el terreno económico, es que cualquier regulación o intervención del gobierno crea costos y beneficios que no siempre se reparten de igual manera entre toda la población. Rodrik dice que la intervención y la regulación del gobierno chino han tenido como resultado el dominio de China en la producción mundial de lápices. Pero se olvida de preguntar cuál ha sido el costo de lograr tal dominio. 
El gobierno chino, al apoyar a las empresas lapiceras con capital y con subsidios de exportación y subsidiando la tasa de cambio, ha tomado la decisión de dedicar recursos que pudo haber gastado o invertido en otras cosas, y que tal vez hubieran beneficiado a otras personas aún más de lo que beneficiaron a los lapiceros. Además, el subsidiar el yen tiene como resultado inmediato el encarecimiento de las importaciones, robándole poder de compra a los chinos. Asimismo, la débil gestión forestal le permitió a las manufactureras obtener madera barata, pero esta práctica le está robando a las generaciones futuras de chinos, que en 20 o 30 años no tendrán las materias primas de que hubieran disfrutado si el gobierno de hoy hubiera administrado mejor sus bosques. 
Rodrik parece dar por hecho que el dominio mundial de una industria es algo positivo para China. Pero este hecho por sí mismo no nos dice mucho si no nos da indicación alguna del costo incurrido para lograrlo.
Por otro lado, también es evidente que los mercados no lo son todo. El gobierno tiene un papel económico primordial en cualquier sistema capitalista. El mismo Rodrik comenta:
Los mercados son la esencia de la economía de mercado en el mismo sentido que los limones son la base de la limonada. El jugo de limón solo no se puede beber. Para hacer una buena limonada se necesita mezclarlo con agua y azúcar. Por supuesto, se si pone mucha agua en la preparación se arruina la limonada así como mucha intervención gubernamental puede hacer disfuncionales a los mercados. La clave no es descartar el agua y el azúcar, sino agregar las medidas correctas. Friedman puso como ejemplo de una sociedad de libre mercado a Hong Kong, sigue siendo la excepción de la regla de la economía mixta –e incluso ahí el gobierno ha tenido un papel significativo al ofrecer suelo para las viviendas.
En el tercer episodio de la serie Free to Choose, donde Friedman expuso sus ideas sobre libertad económica basada en el sistema capitalista de mercados abiertos y libre competencia, hay un momento en el que Friedman, a diferencia de la gran mayoría de las veces en que un panelista lo presionaba, no tiene respuesta inmediata. El intercambio involucra la validez de las excusas que los proponentes de cada ideología, ya sea socialismo o capitalismo, presentan cuando un experimento de su índole falla. Cada uno, al ver que la realidad expone una debilidad de su sistema preferido, suele decir que ese tipo particular de socialismo o de capitalismo no era el adecuado.

El resultado de la Guerra Fría y la eventual propagación de los sistemas basados en mercados abiertos parecen darle la razón a Friedman. Pero esto no implica, ni de lejos, que los mercados lo han conquistado todo. La presente crisis es un terrible recordatorio de que ese no es el caso. Cada crisis económica subsecuente parece revelar otra falla de la ideología. Pero lo que convierte al sistema de libre empresa en un concepto tan poderoso es el hecho de que a pesar de tantos errores de las instituciones que se supone lo resguardan, sigue demostrando ser el sistema que de manera más eficiente maximiza la producción y respeta la libertad económica de los individuos.
Entonces el registro histórico es absolutamente claro. No hay manera alternativa, hasta ahora descubierta, de mejorar la condición de vida de la gente común, que pueda compararse con las actividades productivas desatadas por el sistema de libre empresa.
-Milton Friedman
Como mencionó Rodrik, todos los sistemas económicos exitosos son mixtos. La intervención y regulación del gobierno es necesaria y deseable, pero sólo en medidas adecuadas y siempre sujetas a revisión. Es imposible aplicar en su totalidad la teoría a la práctica. La teoría de mercados perfectos no tiene cabida para realidades como empresas demasiado grandes con poder excesivo de mercado, monopolios, intereses privados y sindicales que alteran el comportamiento del gobierno. Pero a pesar de todas estas imperfecciones que forman parte de la realidad económica, los mercados abiertos representan, aún en el peor de los casos, la mejor alternativa.

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