Rick Perry, gobernador del estado de Texas y aspirante a la candidatura presidencial de los EU por parte del partido republicano ha visto desplomarse su popularidad en las encuestas de opinión. En septiembre, la mayoría de las encuestas mostraba un apoyo para el texano de entre 30-35%, mientras que las más recientes lo ubican entre 5-10%. Éstas son buenas noticias para todo el mundo, incluidos los estadounidenses.
Matt Taibbi acaba de publicar en el número más reciente de la revista Rolling Stone un reportaje que no deja duda de la clase de persona que se esconde detrás de la fachada de galán de telenovela. Después de leerlo, es difícil no tildar de oportunista, corrupto y vendepatrias al cada vez más estancado suspirante. La falta de escrúpulos y principios le permite ofrecer los beneficios de sus talentos y de su autoridad política al mejor postor, sin importar si eso va en contra de su postura ideológica. Lo cual resulta muy conveniente para alguien que, como Perry, se suscribe a posturas ideológicas sólo para ganar votos, pero no para usar como guía intelectual o profesional.
Una vez que todo esto ha salido a la luz, la línea entre curiosidad razonable y paranoia rampante se vuelve borrosa. En este espacio ya se mencionó anteriormente la postura de Perry de que apoyaría enviar tropas estadounidenses a México para acabar con la guerra anti-narco. Una posible explicación de esa declaración sería la bien documentada deficiencia del republicano en materia de comunicación oral. Pero otra podría ser el interés de Perry de mantener contentos a complejos industriales como General Electric y Lockheed Martin, que han donado grandes cantidades de dinero para el texano y sus proyectos y que generan gran parte de sus ganancias gracias a contratos militares y de defensa.
A pesar de la creciente irrelevancia en que parece sumirse Rick Perry en el concurso presidencial, vale la pena echar un vistazo a su carrera profesional. No olvidemos que sigue siendo el líder de uno de los estados más grandes de los EU, y que a menudo se jacta de ser uno de los que mejor librados han salido de la crisis. Presentamos extractos traducidos al español del reportaje de Matt Taibbi. El original en inglés se encuentra aquí.
Rick Perry: La Mejor Putita en Texas
El gobernador de Texas tiene una sola pasión: vender el gobierno al mejor postor.
La campaña de Perry sigue batallando para recuperarse del espectacular colapso del tipo que no se ve frecuentemente en la historia de la política presidencial de EU. El gobernador pasó de líder a chiste tartamudo de programas de tele casi en un sólo instante, y esto con razón, basado en su incapacidad de defenderse en debates con un medio-inteligente vendedor de pizzas como Herman Cain y con una ojona Juana de Arco de las mega-iglesias como Michele Bachmann. Pero tales críticas superficiales de su comportamiento errático durante la campaña no comienzan a llegar a la raíz de por qué debemos estar aterrados de Rick Perry y de lo que representa. Después de todo, hay que ir muy lejos para sobresalir como una puta vendida cuando se viene de un estado que ha producido luminarias en la historia de la corrupción política como Lyndon B. Johnson, Karl Rove y George Bush Jr. Pero Rick Perry ha logrado establecer un récord en los anales del oportunismo, convirtiendo a Texas en un pantano de incesto político y tratos a puerta cerrada en una escala no vista fuera del Congo o de Sierra Leona.
En una era donde hay más dinero en política del que nunca antes se ha visto, Perry es el candidato con una voluntad nunca antes vista para venderse por ese dinero. A nivel humano es una no-personalidad, casi un cero -un hombre cuya sola pasión identificable es su extrema voluntad de ser lo que otros le paguen por ser. Aún más tenebroso, la comunidad religiosa en la que ha decidido jugar su papel de camaleón humano incluye algunos de los mayores fanáticos del apocalipsis en América, los últimos que queremos que tengan influencia sobre el hombre en control del balón nuclear. Perry es un precio andante, y a menudo representar la nada es más peligroso que representar cualquier otra cosa.
Como candidato presidencial, Perry se ha distinguido por una especie de locura bipolar durante los debates: serio y reservado un momento, estridente e inarticulado al siguiente. Suda al por mayor. No puede estarse quiero. Cuando logra conectar con un ataque, se retuerce en una mueca burlona, como si acabara de ganar primer lugar en un concurso de medición de penes.
Liliana Ros, miembro del comité del partido en Florida, estrechó la mano de Perry durante un corte comercial en el debate que tuvo lugar en Orlando, y prontamente respondió a la interrogación de los reporteros con una pervertida descripción. 'Tomó mi mano y la sostuvo,' dijo Ros. 'Su mano estaba helada, com hielo. Y estaba sudando. No se veía bien, como si le doliera algo o estuviera enfermo o algo. No sé qué era, pero algo definitivamente iba mal.'
Tan pronto como Perry se convirtió en esa frágil forma de vida temprano en la campaña, el 'presunto líder' de encuestas, oponentes y reporteros se dedicaron a encontrar los esqueletos en su clóset. El mundo periodístico vibra con susurros sobre su vida personal, mientras los liberales se enfocan en su conexión con la Nueva Reformación Apostólica, una secta apocalíptica de cristianos fundamentalistas tocados que creen que Jesús vendrá pronto a hacer explotar el planeta. Pero los votantes que quieren saber en realidad quién es Rick Perry harían bien en recordar el consejo del notable analista político Hannibal Lecter, quien instruyó a Jodie Foster sobre el asesino en serie al que buscaba en Silencio de los Inocentes. ¿Qué es lo que hace?, preguntó Lecter, ¿este hombre que buscas? ¿Mata mujeres? No, eso es incidental. No mires lo que hace el hombre. Mira lo que es.
Y así es con Rick Perry.
Sí, Perry ha expresado gran parte de la más extrema retórica anti-gobierno de la campaña, ha denunciado al Seguro Social de ser un 'esquema fraudulento ilegal', ha invocado la anulación del impuesto federal de ingresos, casi que ha amenazado a Ben Bernanke con violencia popular si visita Texas. También se junta con algunos de los religiosos más locos en América, es aliado de un evangélico texano que cree que los Demócratas son literalmente controlados por un demonio satánico llamado Jezebel, y de otro que cree que un reciente evento religioso organizado por Perry ayudó a romper una antigua maldición que caníbales indígenas le echaron a Texas. Y sí, promete ser un demasiado necio participante de la guerra cultural, al haber nombrado a tres creacionistas de manera sucesiva para dirigir el Ministerio de Educación Estatal de Texas, al firmar una ley que obliga a toda mujer que quiera abortar a ver -como en la película Naranja Mecánica- un sonograma del feto, y al ejecutar a más prisioneros que cualquier otro gobernador en tiempos modernos.
Sí, ha hecho todas esas cosas y más. Pero todo eso es incidental. Cuando uno se pregunta cuál es la verdadera naturaleza de Perry -la primer y principal cosa que lo define- sólo hay una respuesta: favores.
Los favores son el único tema unificador a lo largo de su trayectoria política. En su período como gobernador, cuando su ideología o su religión entran en conflicto con la necesidad de ayudar a un donador de campaña, la ideología y la religión siempre pierden.
A pesar de que 94% de las escuelas en Texas enseñan educación sexual con base en abstinencia -lo cual llevó a un grupo observador a concluir que 'la instrucción basada en vergüenza y miedo es el método estándar de enseñanza respecto a la sexualidad en Texas- Perry firmó una orden ejecutiva obligando a esas mismas niñas sujetas a la enseñanza exclusiva de abstinencia a recibir una vacuna contra enfermedades venéreas. No se pueden discutir las enfermedades venéreas con niñas de sexto año, pero si vale $120 por inyección para una compañía farmacéutica como Merck, les puedes enseñar la lección de los pajaritos y las abejitas de manera intravenosa.
Los texanos que más de cerca han observado a Perry a través de los años llegan todos a la misma conclusión. 'Es un gobernador de dinero y apoyo,' dice Craig McDonald, director de Texanos por Justicia Pública, un grupo que monitorea contribuciones para campañas en el estado. 'Tiene gran capacidad para soportar lo desagradable con tal de hacer favores realmente sucios.'
'Será lo que quieres que él sea,' dice un oponente político de varios años. 'Todo con él es avaricia.'
'No hay línea que no cruce,' dice otro.
'Este tipo no cree en una sola maldita cosa,' dice un tercero.
El basurero nuclear Perry-Simmons está rodeado de grandes montones de arcilla roja crecientes sobre el desierto, flanqueados de gigantes pozos construidos y diseñados para albergar barriles de desecho tóxico cubiertos por arena. Al atravesar la entrada, le entran ganas a uno de ponerse ropa interior de plomo. Es una vista aterradora, pero es más atemorizante como símbolo del estilo de gobernar de Perry. En el Texas de Perry, la regulación estatal no funciona porque las conexiones y la influencia importan más que la competencia y el desempeño. El vertedero manejado por los amigos de Perry, Waste Control Specialists, representa un ejemplo extremo de las dos dimensiones disfuncionales del estilo del gobernador: un hoyo en el suelo, pagado por los contribuyentes, que es a la vez extremadamente peligroso y sorprendentemente ineficiente en términos económicos. Es la culminación del capitalismo de compinches de Perry, según Lon Burnam, un representante del estado.
El gran triunfo de Perry como gobernador ha sido la contrucción de una compleja máquina política que opera según su propia dinámica, utilizando donaciones, nombramientos y favores como moneda. De hecho, Texas se asemeja mucho a un protectorado soviético, con un jefe de partido (Perry) y un politburo de consejeros super-conectados que entran y salen de las esferas pública y privada (por ejemplo, el secretario particular de Perry, Mike 'El Cuchillo' Toomey, saltó de la oficina del gobernador a un puesto de cabildeo para Merck antes de la ley de las vacunas), todo respaldado por un aún mayor Comité Central de grandes donadores corporativos quienes constituyen el verdadero poder 'representativo' en el estado, mucho más que la legislatura estatal.
¿Quién forma parte del Comité Central? No es muy difícil de responder. Texas no tiene límite en contribuciones individuales para candidatos políticos, lo cual significa que los mejores amigos del gobernador no tienen que esconderse detrás de donaciones simbólicas y otros métodos secundarios. En Texas puedes pagar tu tributo de manera abierta.
'El total de donaciones en efectivo para las tres campañas para gobernador de Perry es $102 millones,' dice McDonald, quien monitorea el sistema de pagos-por-ley para Texanos por Justicia Pública. 'La mitad de eso, más de $51 millones, vino sólo de 204 donadores.'
Simmons, el propietario billonario de WCS, está casi en la cima de esa lista de 204 super-cercanos de Perry, habiendo donado personalmente más de un millón de dólares. Si se le añade lo que donó a la Asociación de Gobernadores Republicanos, la cual Perry dirige desde el año pasado, entonces Simmons y su empresa han donado $3 millones a causas pro-Perry en los últimos diez años. Eso lo convierte en el segundo más grande donador, detrás del magnate de la construcción de vivienda Bob Perry (sin parentezco), quien donó la increíble suma de $13.7 millones a Perry y a la asociación de gobernadores.
El sistema de donaciones ilimitadas significa que los super-cercanos de Perry operan de hecho como mafiosos con sus garras sobre la gobernatura. 'Son cantidades de tamaño obsceno,' dice McDonald. 'Puedes darle a un político $100 o $1,000 porque te agrada su ideología. Pero cuando comienzas a donar $250,000 o $500,000, debes creer que van a conseguir algo a cambio.'
¿Qué consiguió Harold Simmons por su dinero? Un montón.
Para empezar, un grupo de miembros, nombrados por Perry, de la Comisión de Texas sobre Calidad Ambiental, le dió a Simmons licencia para construir su basurero tóxico, aún cuando el equipo de científicos de la comisión encontró que el proyecto era demasiado riesgoso, dada su cercanía con el manto acuífero Ogalalla, que provee agua potable para siete estados.
Cuando lo visité en septiembre, acababa de llover en esa área por primera vez en un año, y todo estaba inundado. Rod Baltzer, presidente de WCS, insiste que el agua contaminada está siendo almacenada y despachada de manera adecuada y segura. Pero es difícil no ver más allá del basurero, hacia Eunice, Nuevo México, a pocas millas de distancia, y preguntarse sobre si es sabio tomar la palabra de una compañía privada de que no hay agua contaminada corriendo en el subsuelo. Especialmente debido a que a otra compañía de Simmons, NL Industries, ya la pescaron filtrando desechos radiactivos a un manto acuífero en Ohio. En una magníficamente irónica demostración de cómo funciona el sistema moderno de capitalismo por pagos, Simmons ahora obtiene millones de dólares de los contribuyentes, via el Departmento Federal de Energía, para limpiar su propio mugrero, moviendo desecho radiactivo de su basurero en Ohio al que tiene en Texas.
Todo esto es clave para entender a Perry, porque el basurero de WCS encaja tan bien en el modelo de negocios de sus donadores principales. La compañía sólo renta el terreno del basurero, lo que significa que WCS obtiene la mayor parte de las ganancias, mientras la obligación y el riesgo los retiene el estado. No hay regulación en realidad, y muchas de las decisiones del estado parecen haber sido lubricadas con masivas contribuciones a las campañas u otros favores: el director ejecutivo de la comisión ambiental del estado, por ejemplo, recibió un empleo cabildeando para WCS no mucho tiempo después de haber ayudado a la empresa a conseguir su licencia.
Aún más, la empresa consiguió que el gobierno pagara por el basurero, cabildeando en el poblado de Andrews para que emitieran deuda por $75 millones de dólares para financiar la construcción de dos nuevos depósitos en la propiedad. Como insulto final, WCS logró negociar una excepción al pago de impuestos escolares en Andrews. En vez de los impuestos, ofrecen unas cuantas becas simbólicas al año.
'Es la peor hibridización posible,' dice Medina, el candidato del Tea Party que compitió contra Perry. 'Una empresa privada se queda con los ingresos. El estado y los contribuyentes se quedan con la obligación y el riesgo.'
Mientras Bush tuvo una gran carrera política pretendiendo ser un ranchero texano simplón, Perry lo fue desde el principio: un algodonero y ganadero que pasó sus primeros años tratando de escapar de la granja de su papá. 'Estuvo de ranchero con su familia,' dice Fred McClure, un antiguo ayudante del senador John Tower que conoció a Perry en 1978. Perry llegó a Washington a observar el Movimiento Agricultural Americano, una campaña popular de agricultures que pedía al gobierno federal aumentar los subsidios agrícolas. El movimiento es lo opuesto a la ideología del Tea Party, pidiendo ayuda al gobierno, pero Perry reconoció una oportunidad política cuando la vió. 'Este fue un indicador temprano de su habilidad de evaluar lo que estaba pasando políticamente,' dice McClure, quien continúa siendo amigo de Perry. 'la naturaleza popular del movimiento agrario no era como la del Tea Party. Desarrolló la habilidad de leer el compás político.' Después de ver a los granjeros enojados marchando en Washington, Perry decidió lanzarse a la legislatura estatal. 'Creo que una parte de eso fue que estaba aburrido de ser ranchero en Haskell,' dice McClure.
La carrera política temprana de Perry estuvo marcada particularmente por una aparente falta de ambición de lograr algo en específico. Después de ser elegido a la Cámara de Representantes de Texas en 1984, le dijo a un periódico de Abilene, 'Yo no tenía ni una pieza de legislación qué introducir.' Cuando el comisionado de tierras del estado le pidió patrocinar una ley, Perry le pidió que ni se molestara en explicársela. 'No le entendería de todas maneras,' dijo Perry.
En ese entonces, el que se convertiría en un negador del calentamiento global era Demócrata, e incluso apoyó a Al Gore para la presidencia en 1988. Pero Texas se inclinaba a la derecha, y Perry cambió de partido el año siguiente -no por razones ideológicas, aparentemente, sino porque sintió el cambio de la brisa. 'Perry realmente es muy, muy buen político,' explica un estratega Republicano. 'Entendió a dónde se dirigía Texas.' La movida le permitió a Perry vencer a Jim Hightower, un Demócrata popular, para comisionado de agricultura, un puesto de poder en el segundo estado más agrícola en EU. Durante sus dos mandatos, Perry demostró poca convicción ideológica, incluso apoyó el plan de salud de Hillary Clinton a principios de los 90s. En 1998, Perry fue elegido gobernador teniente al lado de Bush Jr., sirviendo con la distinción que hizo ver a su jefe como Winston Churchill. Según reportes, Perry se abstraía durante los almuerzos oficiales que Bush organizaba con los políticos de alto rango del estado. 'A veces, para pasar el rato, se limaba las uñas,' reportó The New Republic.
Según Texanos por Justicia Pública, Perry nombró a 921 de sus donadores y sus cónyuges a puestos de gobierno en la última década. A final de cuentas, esas personas donaron $17 millones a sus campañas -21% del total recaudado durante ese período. Para dar una muestra del nivel al que los nombramientos públicos están a la venta bajo Perry, él recibió $6.1 millones de 155 personas que nombró para regentes de universidades estatales de Texas.
El trayecto de Perry como gobernador se puede inferir muy adecuadamente sólo viendo la lista de favores políticos que otorgó a los 204 miembros del 'Comité Central' que en conjunto contribuyeron la mitad del dinero para su campaña. Empezando desde arriba: el individuo que más donó, el constructor Bob Perry, recibió como recompensa su propia agencia reguladora.
La comisión, que en un principio incluyó cuatro constructores pero ni un solo protector de los consumidores, fue una obra maestra de la desregulación -de hecho, fue desregulación desde adentro, donde los constructores crearon y operaron una agencia reguladora sin poder para no-vigilarse a ellos mismos. El organismo obligaba a los dueños de las casas a pagar, como mínimo, cientos de dólares por una inspección antes de someter cualquier tipo de queja contra un constructor. A pesar de que la comisión a menudo fallaba a favor de compradores estafados, no tenía poder impositivo alguno -lo que implicaba que los compradores casi nunca podían obtener las reparaciones que buscaban.
Pero el trato más traicionero de todos ocurrió cuando Perry otorgó un macabro favor a su héroe político, el antiguo senador Phil Gramm. Gramm donó cientos de miles de dólares a la campaña de Perry, prácticamente vaciando lo que quedaba de su cochinito electoral para Perry cuando dejó el gobierno y fue a trabajar para el baco suizo UBS. En 2002, Gramm acudió a Perry con la propuesta de permitirle al banco sacar pólizas de seguro sobre maestros retirados texanos. Bajo el trato, UBS recibiría los pagos de las pólizas cuando los maestros murieran, y le pagaría al estado una propina por arreglar el trato. A los maestros que no tomaron muy bien el dejar que UBS se beneficiara de sus muertes les ofrecieron $100 para firmar. El comisionado de seguros del estado, nombrado por Perry, aprobó un permiso especial para que el trato siguiera adelante, pero el proyecto se derrumbó cuando los medios hicieron un escándalo.
A pesar de los abusos de poder que ha cometido, utilizando el peso del gobierno para su conveniencia y la de intereses privados, Rick Perry ha logrado hacerse una reputación entre los medios nacionales de ser un nativista reaccionario con la pasión anti-gobierno del Tea Party. El hecho de que Perry ha logrado vender esta versión ficticia de él mismo es testamento del extraordinario poder de la mercadotecnia sobre la realidad en nuestro sistema político moderno. De hecho, toda su carrera es profundo testimonio de nuestra hostigosa inabilidad, o tal vez falta de ganas, de distinguir entre lo que un político hace y lo que dice.
'La gente dice, 'Usa una camisa roja, debe pensar como yo pienso'' dice Medina, el oponente de Perry por el Tea Party. 'Creen: 'tú eres cristiano, yo soy cristiano, debemos creer en lo mismo.'
Perry, quien constantemente critica a Obama por endeudarse para pagar el estímulo económico, pagó por el Fondo Empresarial de Texas en parte pidiendo prestados $161 millones del fondo de seguro para el desempleo del estado -tomó dinero de trabajadores de cuello azul y lo convirtió en millones en beneficios para corporaciones como Lockheed Martin, Texas Instruments y Hewlett-Packard. Irónicamente, ahora a Texas se le está acabando el dinero para pagar seguro de desempleo -incluyendo el que le debe a personas despedidas por las corporaciones que se beneficiaron del Fondo Empresarial.
Entre otros ataques recibidos la noche del debate en Florida, se mencionó la decisión de Perry de 2007 de obligar a todas las niñas de sexto año en Texas a ser vacunadas contra el VPH -específicamente con tres inyecciones de Gardasil, un producto de Merck que vale $120 por inyección. Michele Bachmann, quien no sólo odia la decisión por representar poder de intrusión del gobierno, sino que también cree que interfiere con el poder de Dios de administrar cáncer como castigo a aquellos que practican sexo pre-marital, atacó a Perry por hacer un favor tan obvio a sus amigos de Merck. 'No podemos olvidar que detrás de todo esto hay una gran corporación farmacéutica que ganó millones gracias a esta órden,' declaró, señalando que el antiguo secretario de Perry era el principal cabildeador de Merck.
La respuesta de Perry fue reveladora. 'Hicieron una contribución de $5,000 para mí,' dijo. 'Yo reuní alrededor de $30 millones. Si estás diciendo que me pueden comprar por $5,000, me estás ofendiendo.'
El público en Orlando aplaudió nerviosamente, sin terminar de entender lo que Perry acababa de decir. Si el debate hubiera ocurrido en Austin, sin embargo, el público hubiera explotado en risas cómplices. Rick Perry, como cualquier texano lo sabe, no brinca por 5,000 míseros dólares. Él cobra mucho más que eso. El precio varía, por supuesto, dependiendo del favor. Con base en las donaciones que ha recibido, cuesta en promedio $39,354 comprar un puesto en el consejo de una universidad estatal. Un proyecto de construcción de carretera cuesta como medio millón, y crear un organismo gubernamental para proteger tus intereses corporativos te costará alrededor de $13 millones.
Creíamos que Bush era lo peor que Texas le había dado a EU. Pero si Rick Perry llega a la Casa Blanca, no pasará mucho tiempo antes de que todos recordemos al loco de Bush Jr. y su loca cruzada en Irak con algo como cariño. Bush, con todas sus fallas, por lo menos creía en algo, y estaba lleno de humanidad -humanidad negativa en general, pero ahí estaba. El viejo George, el ex-borracho que amaba el futbol, no podía hablar inglés, se ahogaba con sus pretzels, y sinceramente quería salvar a Irak de sí mismo!
Había rayas que ni Bush Jr. cruzaba, pero no sabemos si existe alguna para Rick Perry. Imaginen lo que cobraría por eliminar la Agencia de Protección Ambiental, o por vender el Monte Rushmore al Sultán de Brunei. Y aún cuando ha caído en las encuestas, está lejos de haber sido vencido. En este país nunca puedes descontar al mínimo común denominador, mucho menos cuando sabe cómo recaudar dinero.