El blog de The Economist dedicado a Latinoamérica una vez más dedica su espacio a México. Esta vez presenta más evidencia de la futilidad de la lucha contra el crimen organizado, ya que el resultado de esos esfuerzos es un simple desplazamiento de la actividad criminal (y la violencia acompañante) de un lugar a otro, y no su eliminación. Una vez más hay que repetir la clave de todo este asunto: mientras exista demanda de drogas ilegales, existirá oferta.
A continuación se presenta la traducción. La pieza íntegra en inglés se puede leer aquí.
Violencia migrante en México
Arreando cucarachas
Sep 29, 2011 | CIUDAD DE MÉXICO
Los que le dan seguimiento a la ya vieja "guerra contra las drogas" hablan de gobiernos que tratan de "apretar un globo", queriendo decir que los esfuerzos por reducir el tráfico en un país a menudo implica la aparición de problemas en otro lugar. El combate contra la cocaína en Colombia coincidió con un incremento en la producción de cocaína en Perú y Bolivia; el sofocar la ruta del narcotráfico en el Caribe desplazó el tráfico de drogas a México, etc.
En español al mismo fenómeno en ocasiones se le llama el "efecto cucaracha", supuestamente porque sin importar qué tanto se trate de eliminar el problema, siempre aparece en otro lugar. Un artículo de ayer en el periódico Reforma, sugiere que el efecto cucaracha está ocurriendo en un nivel regional en México. Según su propio "ejecutrómetro", un conteo diario de las víctimas del crímen organizado, la violencia está cayendo en algunos de los estados más peligrosos. Pero al mismo tiempo, estados que antes eran tranquilos se están volviendo más tempestuosos.
Primero las (relativamente) buenas noticias: Chihuahua, hogar de la capital del homicidio, Ciudad Juárez, ha sumado 1,468 homicidios en lo que va del año -enfermizo, por supuesto, pero es una mejora sustancial sobre los 3,815 asesinatos totales de 2010. Sinaloa, el siguiente estado más violento, vió caer los homicidios de 2,028 en 2010 a 1,035 este año. Y Baja California los vió caer de 315 a 101. Si estas tendencias continúan, cada uno de estos estados cerrará el año con totales más bajos que en el previo por la primera vez desde que la lucha anti-narco arreció en 2007.
Ahora las malas. Nuevo León, el estado más rico y anteriormente de los más seguros, brincó de 610 casos en todo 2010 a 1,359 en lo que va del año. Guerrero, donde se encuentra el turístico Acapulco, ha visto 1,290 asesinatos en lo que va del año, y sólo vió 984 en 2010. En Coahuila subieron de 199 a 381, en Veracruz de 52 a 208 y en Zacatecas de 21 a 123.
El éxito en algunos estados demuestra que ahuyentar a las cucarachas no es imposible. Pero queda por ver si México puede sacarlas del país por completo, en vez de sólo desplazarlas de un rincón a otro. Y aún si México logra en el futuro hacer desaparecer la plaga, existen muchas señales de que la peste ya está encontrando nuevos hogares en otros lugares.
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