jueves, 23 de febrero de 2012

El Costo de la Ignorancia

El National Bureau of Economic Research acaba de publicar un trabajo de investigación (disponible en inglés aquí) realizado por Annamaria Lusardi, en el cual se recauda información de diversos países respecto al nivel de educación numérica y financiera de la población en general. La autora presenta un caso convincente respecto a la creciente importancia de estos dos conceptos para la vida en el mundo moderno, pero lamentablemente también nos informa que la educación de la población general en estos rubros, incluso en países desarrollados, deja mucho qué desear.

El artículo menciona dos razones principales por las que es esencial para el público en general contar con por lo menos un nível mínimo de educación numérica y de educación financiera: 1) la omnipresencia de instrumentos financieros (como créditos y préstamos, entre muchos otros) disponibles para un número creciente de personas con el fin de financiar la vida cotidiana; 2) la creciente conversión de planes de pensión y retiro de beneficio definido a contribución definida. Y esta segunda razón indica la marcada tendencia  por permitir a las personas decidir a nivel individual cómo planear para su retiro (cuánto ahorrar por año y cómo invertir).

Estas dos razones claramente indican que las personas en países desarrollados, así como en muchos países en vías de desarrollo, tienen mayor responsabilidad financiera para consigo mismos que en el pasado, por lo que requieren de habilidad numérica y de conocimiento de conceptos financieros básicos para poder tomar decisiones apropiadas. La utilización de tarjetas de crédito, préstamos personales, hipotecas, instrumentos de inversión, planes de pensión y retiro, fondos mutuos, y muchos otros instrumentos financieros, se incrementa día con día en todos los rincones del planeta.

El problema es que la evidencia demuestra que una gran cantidad de personas en todos los países tienen dificultades para realizar operaciones matemáticas básicas--como el cálculo de porcentajes--así como para entender conceptos financieros básicos--como el interés compuesto. Existe variación de país en país, pero la gran mayoría de personas encuestadas de entre una muestra aleatoria en cualquier país no podrá, por ejemplo, calcular el interés ganado a lo largo de dos años a una tasa de 10% anual sobre un depósito de $100 ($21, debido al interés compuesto). Muchas personas tampoco contestarán de forma acertada al preguntarles si una deuda contraída con una tarjeta de crédito--dejando de realizar pagos--se tardará más o menos de cinco años en duplicarse a una tasa de interés de 20% por año (la respuesta es alrededor de cuatro años, debido al interés cargado sobre interés).

La autora también hace mención de la variación en los niveles de educación numérica y financiera entre diferentes grupos demográficos. Las mujeres cuentan, en general, con menos educación en estos rubros que los hombres; y las personas mayores también tienen menos educación que los jóvenes. Además, existen variaciones entre grupos raciales. Finalmente, la habilidad numérica y la educación financiera de un individuo estan altamente relacionadas de forma positiva con el nivel de educación de sus padres.

Y entonces resulta un poco menos difícil entender otra pieza del rompecabezas que representa la crisis financiera. Mucha gente que en realidad no tiene idea de cómo funcionan los instrumentos financieros más básicos cuenta con préstamos personales, hipotecas subprime, deudas escolares, y/o tarjeta(s) de crédito, entre muchas otras cosas. Es cierto que los instrumentos financieros tienen un papel muy valioso en el mundo moderno, porque permiten la transferencia de capital a sus fines más productivos. Pero es un peligro--que puede fácilmente culminar en catástrofe, como la crisis financiera nos ha permitido ver--permitir el crecimiento anárquico del crédito. Sumémosle a la situación aquí descrita la ya infame visión corto-plazista de los banqueros, y la receta para el desastre está lista.

He aquí un dato trivial, pero no por ello no-interesante: los niveles de educación numérica más altos en Europa se encuentran en Alemania, Suiza, Suecia y Holanda. ¿Y los más bajos? En Italia y España.

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