domingo, 26 de febrero de 2012

De Panzazo

Se acaba de estrenar en la pantalla grande en México el documental ¡De Panzazo! que busca encontrar respuesta al enigma que representa el deficiente nivel de educación pública que se ofrece en el país.


No he visto el documental entero, sólo el promocional aquí presentado, pero el mismo parece indicar que las respuestas típicas desfilarán otra vez en frente de la audiencia, apuntando ya sea al gobierno, al Sindicato de Trabajadores de la Educación (encabezado por la fichita de fichitas), o a la apatía general de educadores, administradores educativos y/o padres de familia.
Elba Esther Gordillo - Lideresa del SNTE

Obviamente, la respuesta reflejo de los educadores al preguntarles qué hay que hacer para mejorar el nivel de la educación pública en México es que hay que invertir más en escuelas, salarios, equipo, etc. El promocional del documental inmediatamente niega que ese sea el problema, ya que, "México invierte 1 de cada 4 pesos en educación". Como mencioné anteriormente, no he visto el documental entero donde este dato tal vez se explique un poco mejor, pero la verdad es que esa declaración por sí misma no nos dice mucho. ¿Cuáles 4 pesos está contando? ¿Uno de cada cuatro pesos de PIB? ¿Del presupuesto federal?

México se ubica en el último lugar entre los miembros de la OCDE en las tablas de desempeño escolar. Para comparar manzanas con manzanas, y asumiendo que el problema es falta de dinero, entonces hay que ver cuánto se gasta en México en educación pública en comparación con el resto de los países de la OCDE.  Esta gráfica incluye a los países de la OCDE en el eje horizontal, y en el eje vertical presenta el gasto de cada país como proporción de su PIB. 



Podemos ver que México gasta sólo un poco más de 4% de su PIB en educación, lo cual es menos que el promedio de todos los países (4.6%). Pero si el nivel de educación fuera sólo función de este factor, la educación pública en México no debería ser la peor de la OCDE, sino la decimoquinta peor.

Pero tampoco esa gráfica nos dice todo lo que hay que saber. La demografía también cuenta, por lo que tal vez resulte interesante ver cuánto gasta cada país por cada uno de sus alumnos. El siguiente gráfico nos resume esa información. La barra azul de cada país representa el gasto total dividido entre el total de alumnos de cada país, mientras que el cuadrado, la cruz y el círculo representan el gasto por alumno a nivel de primaria, de secundaria y a nivel profesional, respectivamente.


Y aquí vemos que México en verdad gasta muy poco por alumno, comparado con el resto de países de la OCDE. Sólo Chile gasta menos por alumno que México (y aún así Chile obtiene mejores resultados que México en los tres sectores: lectura, matemáticas y ciencias). Tal vez ahora no resulta tan sorprendente el hecho de que entre los países miembros de la OCDE, México obtenga los peores resultados en educación.

El siguiente paso es verificar si existe alguna relación entre la riqueza de un país y el nivel de educación. Y la respuesta a esa pregunta es, como a muchas otras: depende. Los países más ricos en general sí poseen un nivel de educación más alto que el de los países no tan ricos, pero la riqueza sólo ayuda hasta cierto punto.

Para realizar la siguiente gráfica se tomó el dato de PIB per cápita de diversos países ricos y de otros no tan ricos, y después se trató de encontrar la relación entre ese dato y su desempeño en educación. Lo más interesante es que dividieron a los países incluídos en la muestra en dos grupos: países ricos y países no tan ricos, tomando como punto de división un PIB per cápita de $20,000 dólares. Esta gráfica presenta en el eje horizontal el PIB per cápita de cada país, mientras que el eje vertical presenta el desempeño de los estudiantes en lectura.


Podemos ver que sí existe una relación entre riqueza y desempeño académico en lectura, pero no es una relación constante. Para un país con PIB per cápita menor a $20,000 dólares anuales, acumular más riqueza sí puede ayudar a incrementar significativamente su desempeño académico. Sin embargo, después de rebasar el nivel de $20,000 dólares anuales per cápita, el dinero ya no ayuda tanto a mejorar el desempeño académico. Ya que el PIB per cápita en México todavía no llega a $15,000 dólares anuales, pareciera que México podría incrementar su desempeño educativo prácticamente sólo enfocándose en hacer crecer su economía (la conclusión subyacente es que al hacerse más rico, un país invierte más en educación y lo hace de manera cada vez más efectiva, tampoco se trata de actos de magia).

Y esta conclusión parece ser confirmada por esta última gráfica. El eje horizontal presenta el gasto por estudiante que hace cada país, mientras el eje vertical representa el desempeño en lectura.


De manera similar a la gráfica anterior, esta representación nos dice que para países no tan ricos, la relación positiva entre gasto en educación y desempeño académico es más fuerte que para países ricos. Entonces podemos concluir que si México quiere educación de primer mundo necesita estar dispuesto a gastar como país de primer mundo. Pero para hacer esto de manera sostenible, es indispensable impulsar el desarrollo económico del país en general. 

Adicionalmente, como cualquier problema complejo, elevar el nivel de educación pública en México no se resolverá con un solo tiro. El problema de los incentivos es uno muy significativo, y es uno de los principales impedimentos para el desarrollo educativo. Actualmente la Secretaría de Educación Pública y el SNTE mantienen un monopolio sobre los servicios educativos ofrecidos en el país. A estas alturas, cualquier funcionario con el menor trazo de aptitud sabe que la competencia entre diferentes oferentes es la mejor manera de encontrar un modelo educativo que funcione. Se debe impulsar la competencia entre escuelas, administradores y educadores, con el fin de darle trabajo a los más capaces y despedir a los incompetentes. Pero los incentivos para los educadores públicos son perversos en el sentido de que protegen a todos, dándoles plazas vitalicias y sin requerir de ellos estándares mínimos de servicio y desempeño, así como tampoco hay recompensas para los educadores y administradores que mejor hacen su trabajo. En otras palabras, no hay premios ni castigos, lo cual demuestra que después de todo este tiempo el sistema de educación pública opera como si la rama de la psicología y de la motivación individual no existieran; opera como si viviéramos a principios del siglo XX en vez del siglo XXI. Mientras esto no cambie, todo el dinero del mundo no resolverá el problema de la educación en México.

Los países que mejor desempeño educativo tienen, que por lo general son países asiáticos y nórdicos, lo logran no por gastar la mayor cantidad de dinero en educación, sino porque el dinero que gastan lo gastan bien. Sí, invierten en escuelas y equipo, pero también invierten en maestros: contratan a los recién graduados con mejores calificaciones y les pagan muy bien, pero también les exigen resultados y los despiden si no hacen las cosas bien, como se hace en cualquier organización que en verdad busca ofrecer un servicio de calidad.

Finalmente, otro aspecto que sería interesante examinar sería el de darle mayor libertad y responsabilidad a los padres de familia al momento de escoger la escuela de sus hijos. Obviamente, esto requeriría la disponibilidad de opciones, decentralizando la cadena de comando que impera en el sistema educativo en México y dándole mayor libertad a escuelas individuales para establecer sus programas y estándares operativos, y para contratar y despedir maestros y maestras según su desempeño. Incluso, por qué no, se podría intentar distribuir el presupuesto educativo no entre la SEP y el SNTE, sino entre los padres de familia, haciéndoles llegar vouchers que puedan utilizar para pagar la educación de sus hijos en escuelas privadas. 

Eso sí que sería una revolución.

Fuentes:

viernes, 24 de febrero de 2012

No Me Mientas, Argentina

The Economist acaba de anunciar que de ahora en adelante dejará de citar en su periódico la cifra de inflación oficial de Argentina, publicada por INDEC. El semanal argumenta que la oficina de estadísticas del país gaucho ha pasado de ser una de las más respetadas en Latino América a un organismo raptado por simpatizantes de los que actualmente ocupan el poder en ese país.

Traduciendo de la revista:
Desde el 2007 el gobierno de Argentina ha publicado cifras de inflación que casi nadie cree. Las cifras oficiales dicen que los precios se han incrementado entre 5% y 11% por año. Economistas independientes, oficinas de estadísticas provinciales y encuestas de expectativas de inflación todos coinciden en una cifra de inflación de más del doble de la oficial. El gobierno incluso ha aprobado aumentos de sueldo de ese márgen para los sindicatos. 
Lo que comenzó como un esfuerzo para evitar encabezados malignos en un país con una historia de hiperinflación ha conducido a la devaluación de INDEC, que una vez fuera una de las mejores oficinas de estadísticas en Latino América. Ahora sus oficinas se encuentran tapizadas de pósters apoyando a Cristina Fernández de Kirchner. Antiguos empleados libres de afiliación política fueron reemplazados por auto-denominados "Cristinistas". En lo que constituye un extraordinario abuso de poder por parte de un gobierno democrático, economistas independientes se han visto forzados a dejar de publicar sus propias estimaciones de inflación, debido a multas y a amenazas de proceso judicial. El mal reporte del nivel de precios ha servido para que el gobierno, de manera tramposa, haya despojado de miles de millones de dólares a inversionistas que compraron bonos argentinos vinculados a la inflación.


jueves, 23 de febrero de 2012

El Costo de la Ignorancia

El National Bureau of Economic Research acaba de publicar un trabajo de investigación (disponible en inglés aquí) realizado por Annamaria Lusardi, en el cual se recauda información de diversos países respecto al nivel de educación numérica y financiera de la población en general. La autora presenta un caso convincente respecto a la creciente importancia de estos dos conceptos para la vida en el mundo moderno, pero lamentablemente también nos informa que la educación de la población general en estos rubros, incluso en países desarrollados, deja mucho qué desear.

El artículo menciona dos razones principales por las que es esencial para el público en general contar con por lo menos un nível mínimo de educación numérica y de educación financiera: 1) la omnipresencia de instrumentos financieros (como créditos y préstamos, entre muchos otros) disponibles para un número creciente de personas con el fin de financiar la vida cotidiana; 2) la creciente conversión de planes de pensión y retiro de beneficio definido a contribución definida. Y esta segunda razón indica la marcada tendencia  por permitir a las personas decidir a nivel individual cómo planear para su retiro (cuánto ahorrar por año y cómo invertir).

Estas dos razones claramente indican que las personas en países desarrollados, así como en muchos países en vías de desarrollo, tienen mayor responsabilidad financiera para consigo mismos que en el pasado, por lo que requieren de habilidad numérica y de conocimiento de conceptos financieros básicos para poder tomar decisiones apropiadas. La utilización de tarjetas de crédito, préstamos personales, hipotecas, instrumentos de inversión, planes de pensión y retiro, fondos mutuos, y muchos otros instrumentos financieros, se incrementa día con día en todos los rincones del planeta.

El problema es que la evidencia demuestra que una gran cantidad de personas en todos los países tienen dificultades para realizar operaciones matemáticas básicas--como el cálculo de porcentajes--así como para entender conceptos financieros básicos--como el interés compuesto. Existe variación de país en país, pero la gran mayoría de personas encuestadas de entre una muestra aleatoria en cualquier país no podrá, por ejemplo, calcular el interés ganado a lo largo de dos años a una tasa de 10% anual sobre un depósito de $100 ($21, debido al interés compuesto). Muchas personas tampoco contestarán de forma acertada al preguntarles si una deuda contraída con una tarjeta de crédito--dejando de realizar pagos--se tardará más o menos de cinco años en duplicarse a una tasa de interés de 20% por año (la respuesta es alrededor de cuatro años, debido al interés cargado sobre interés).

La autora también hace mención de la variación en los niveles de educación numérica y financiera entre diferentes grupos demográficos. Las mujeres cuentan, en general, con menos educación en estos rubros que los hombres; y las personas mayores también tienen menos educación que los jóvenes. Además, existen variaciones entre grupos raciales. Finalmente, la habilidad numérica y la educación financiera de un individuo estan altamente relacionadas de forma positiva con el nivel de educación de sus padres.

Y entonces resulta un poco menos difícil entender otra pieza del rompecabezas que representa la crisis financiera. Mucha gente que en realidad no tiene idea de cómo funcionan los instrumentos financieros más básicos cuenta con préstamos personales, hipotecas subprime, deudas escolares, y/o tarjeta(s) de crédito, entre muchas otras cosas. Es cierto que los instrumentos financieros tienen un papel muy valioso en el mundo moderno, porque permiten la transferencia de capital a sus fines más productivos. Pero es un peligro--que puede fácilmente culminar en catástrofe, como la crisis financiera nos ha permitido ver--permitir el crecimiento anárquico del crédito. Sumémosle a la situación aquí descrita la ya infame visión corto-plazista de los banqueros, y la receta para el desastre está lista.

He aquí un dato trivial, pero no por ello no-interesante: los niveles de educación numérica más altos en Europa se encuentran en Alemania, Suiza, Suecia y Holanda. ¿Y los más bajos? En Italia y España.

domingo, 19 de febrero de 2012

Deuda y Desapalancamiento

La consultoría McKinsey publicó recientemente su reporte Debt and Deleveraging (varios formatos disponibles aquí), en el cual analiza el grado al que las economías maduras más grandes del mundo han reducido su nivel total de deuda, el camino que falta por recorrer en ese respecto, y lo que todo esto implica para el futuro del crecimiento económico en esos países y a nivel mundial.

El reporte dice:
El reporte de McKinsey de 2010 demostró que tomaría muchos años reducir de manera segura los niveles de deuda, así como limpiar el camino para el crecimiento económico, debido al hecho de tener que lidiar con las consecuencias de la burbuja global de crédito. 
Dos años después, las economías más grandes han apenas comenzado a desapalancarse. Sólo tres de las grandes economías desarrolladas--E.U., Australia y Corea del Sur--han visto reducir la proporción de su deuda total con respecto a su PIB. El sector privado encabeza la reducción, mientras el gobierno ha visto incrementar su nivel de deuda debido a la recesión. Sin embargo, históricamente, bajo condiciones ideales, el desapalancamiento del sector privado lleva a la renovación del crecimiento económico, seguido de reducción de deuda del sector público.

El siguiente gráfico muestra la proporción de deuda total con respecto al PIB para las diez economías desarrolladas más grandes del mundo a lo largo de los últimos 21 años. El caso de España es notable debido a que en ese período pasó de ser el país menos endeudado de la muestra a ser el tercer más endeudado. Por otro lado, Gran Bretaña parece haber experimentado el mayor crecimiento en términos absolutos en su proporción de deuda. La deuda total incluye deuda de los hogares, deuda corporativa, deuda de instituciones financieras y deuda del sector público.

Otros puntos importantes del reporte:
- El proceso de desapalancamiento apenas ha comenzado en la mayoría de los países. Basándonos en datos del segundo trimestre de 2011, la deuda total se ha incrementado para las diez economías desarrolladas más grandes desde la crisis de 2008-09, debido principalmente a incrementos en deuda pública. Sólo tres países--E.U., Australia y Corea del Sur--han visto reducir su nivel de deuda como proporción del PIB. 
- El desapalancamiento de Suecia y Finlandia en los 90s ofrece lecciones relevantes. Ambos países experimentaron burbujas crediticias y colapsos, luego recesión, reducción de deuda, y finalmente crecimiento económico robusto. Sus experiencias, así como otros ejemplos históricos, demuestran dos fases distintas del desapalancamiento. En la primer fase, que dura varios años, los hogares, las corporaciones y las instituciones financieras reducen su deuda significativamente. Mientras esto sucede, el crecimiento económico es negativo o mínimo y el nivel de deuda pública aumenta. En la segunda fase del desapalancamiento, el crecimiento del PIB rebota y permite reducir gradualmente, a lo largo de muchos años, el nivel de deuda pública. 
- Los episodios históricos de desapalancamiento revelan seis signos críticos de progreso: el sector financiero se estabiliza y la actividad de préstamo aumenta; hay reformas estructurales que impulsan crecimiento en el sector privado; se establecen planes creíbles a medio-plazo para reducir el déficit; las exportaciones crecen; se reanuda la inversión privada; y se estabiliza el mercado hipotecario y se reanuda la construcción residencial. 
- En enero de 2012, E.U. es el país que más de cerca sigue el camino de los Nórdicos rumbo al desapalancamiento. La deuda del sector financiero ha caído a niveles vistos por última vez en el 2000, antes de la burbuja, y el nivel de deuda corporativa como proporción del PIB también ha caído. Los hogares estadounidenses han logrado mayor progreso en reducir su deuda que en el resto de los países, y pueden pasar hasta dos años más antes de que la reduzcan a niveles sostenibles. El despalancamiento en el Reino Unido y en España procede más lentamente, y estos países pueden encarar todavía muchos años de reducción gradual de deuda hacia el futuro. 
- Será de crítica importancia para los ejecutivos y para los gobiernos entender el progreso del proceso de desapalancamiento, ya que esto impactará sus procesos estratégicos. El reporte examina las implicaciones para la estrategia de negocios y sugiere que los modelos macroeconómicos actuales no capturan completamente el impacto del despalancamiento en la demanda--así que las compañías deben desarrollar sus propias visiones sobre cómo el desapalancamiento puede ayudarles a encontrar nichos de oportunidad en el corto plazo. En general, el crecimiento en eras de desapalancamiento tiende a ser restringido, pero el ritmo de reducción de deuda varía entre países, sectores y regiones. Ningún país en especial presenta todas las condiciones que permitirían revivir el crecimiento.

El reporte hace un buen trabajo de resumir grandes cantidades de información de manera coherente y fácil de entender. Lamentablemente, la situación en Grecia en particular y en el resto de Europa en general, con la crisis de deuda soberana que no termina de resolverse ya sea de manera benévola o caótica, puede volver a causar estragos en el sistema financiero internacional, lo que reduciría la actividad de préstamos y la capacidad de los gobiernos de controlar sus déficits presupuestarios. Si esto resulta en un nuevo episodio de recesión global, será muy difícil que el comercio internacional reanude su tendencia alzista, lo que vendría a apagar de nueva cuenta cualquier intención de los agentes del sector privado de invertir.

miércoles, 15 de febrero de 2012

De Política y Cosas Peores

Una gran porción del comentario de Andrew Napolitano puede aplicarse, con una que otra sutil modificación, al proceso político de la gran mayoría de los llamados países democráticos:

martes, 7 de febrero de 2012

Países Emergentes en Alerta

El semanal The Economist ha creado un índice que otorga a los países emergentes una calificación basada en su habilidad de responder a una posible contracción económica. Para lograr lo anterior, la revista basó su cálculo en factores como inflación, tasas reales de interés, crédito, tasas de cambio, balance de la cuenta corriente, balance presupuestal y nivel de deuda a nivel federal.

El siguiente gráfico resume los resultados. Una calificación alta significa que ese país tiene poco espacio para impulsar su economía--por medio de impulso fiscal o monetario--en caso de que la economía global recaiga en contracción y afecte a ese país.


Resultan particularmente preocupantes las posiciones de Brasil y Argentina, que apesar de haber disfrutado en años recientes de tasas de crecimiento económico muy decentes se han permitido inflar el sector público y han descuidado la disciplina fiscal y económica en general. 

Citando de la revista:
(El índice)... sugiere que China, Indonesia y Arabia Saudita tienen la mayor capacidad de utilizar política fiscal y monetaria para apoyar el crecimiento. Chile, Perú, Rusia, Singapur y Corea del Sur también disfrutan de luz verde. 
En el otro extremo, Egipto, India y Polonia tienen muy poco espacio para estimular. Argentina, Brasil, Hungría, Turquía, Paquistán y Vietnam también se encuentran en la zona roja. Desfortunadamente, esto sugiere una discordia. Algunas de las más grandes economías donde el crecimiento ha desacelerado más drásticamente, como Brasil y la India, tienen menos pólvora discal y monetaria que China, por ejemplo, quien tiene menor necesidad de impulsar el crecimiento. El talón de Aquiles de la India es una política fiscal demasiado relajada y una muy incómoda tasa de inflación. El Banco de Reservas de la India--con razón--todavía no ha reducido las tasas de interés a pesar de una economía que se debilita. En contraste, el Banco Central de Brasil ha ignorado la luz roja y ha reducido las tasas de interés cuatro veces desde agosto de 2011. En su más reciente acción del 18 de enero, el bancó señaló que más reducciones se avecinan. Eso apoyará el crecimiento este año, pero bajo el riesgo de avivar la inflación en 2012. A pesar de lo deseable de seguir avanzando, resulta riesgoso ignorar la luz roja.