lunes, 25 de julio de 2011

Psicoanálisis: Narcotráfico y Capitalismo

Lessons from Mexico's Drug Wars

El artículo citado presenta las ideas del psicólogo mexicano David Pavón Cuéllar sobre el orígen capitalista del comercio de drogas ilegales, así como la perversa simbiosis entre las industrias complementarias de armas y drogas.

Para poner las cosas en contexto, comienza citando brevemente de un reciente artículo de la revista Time:

"Estados Unidos ayudó a crear esta bestia (la industria del narcotráfico)... los estadounidenses consumen $65 mil millones de dólares en drogas ilegales al año, más o menos lo mismo que gastan en educación superior, y la mayoría de esas drogas o son producidas o transitan por México. Estados Unidos también es la fuente principal de las armas que los carteles (sic) usan para esparcir su caos... 70% de las armas de fuego confiscadas en México en los dos años pasados procedían en primer lugar de su vecino del norte."
Después, presenta las ideas del nombrado psicólogo. Cuéllar argumenta que un problema como el narcotráfico, así como los terribles círculos viciosos a los que da lugar, sólo puede tener origen dentro del marco capitalista que predomina tanto en EU como en México. Por un lado, los productores y distribuidores de drogas, motivados por la expectativa de ganancia monetaria, se muestran dispuestos no sólo a operar en un marco extra-legal, sino a ignorar cualquier semblanza de barrera moral en su afán capitalista de maximizar ganancias. Asimismo, la industria de las armas de fuego en EU, que opera bajo un marco legal gracias a la ridículamente ligera regulación del comercio de estos productos en ese país, decide ignorar las consecuencias (in)morales de la venta de sus productos a miembros del crimen organizado. Todo esto justificado también, obviamente, por el motivo financiero.

Pero la cosa no acaba ahí. El tercer vértice de éste triángulo siniestro es el de los consumidores finales de las drogas ilegales. Cuéllar menciona que las raíces psicológicas del consumo de drogas por parte de más de 1.5 millones de estadounidenses tienen origen en el descontento e inconformidad con el sistema capitalista en el que viven. La sociedad consumidora y el aislamiento social llevan a las personas a buscar "refugio" en experiencias de dos tipos: entretenimiento y olvido. La utilización de drogas ilegales, convenientemente, mata ambos pájaros de un solo tiro.

Es imposible ignorar la ironía de que el sistema capitalista como se practica en su principal exponente, los Estados Unidos, y que su vecino sureño, México, ha tratado de implementar, esté basado en su forma más pura en la primacía, soberanía y regencia absoluta de las preferencias personales de los individuos. Para el capitalismo, el individuo manda. Pide y se te concederá, mientras estés dispuesto a pagar el precio, es el mantra del capitalismo puro. ¿Qué nos dice esto sobre un par de sociedades que han permitido, directa o indirectamente, que el tráfico y uso de armas de fuego y el tráfico y uso de drogas llegue a alcanzar las proporciones gigantescas que experimentan el día de hoy? ¿El derecho a pasar un buen rato y olvidarse del mundo vale las 40,000 muertes que ha cosechado la última encarnación de la lucha contra el narco en México?

La otra cara de la moneda irónica es el hecho de que las industrias tanto de drogas como de armas hayan surgido y hayan sido tan exitosas (medido en términos de su crecimiento año con año) a pesar de operar en un marco extra-legal. Las drogas ilegales lo son porque las autoridades intentan dictarle al individuo lo que debe y lo que no debe consumir. Esto, obviamente, es una violación de primer orden en el mundo del capitalismo puro. En ese mundo, la libertad de elegir de los individuos es sagrada. A tal grado de que aún cuando por décadas se ha tratado de coartar la libertad de los estadounidenses de consumir drogas, el mercado de drogas ilegales en ese país sigue y seguirá creciendo.

¿Qué se puede hacer para resolver el acertijo? Un economista diría que hay dos formas de atacar el problema. En primer lugar, habría que educar a los consumidores sobre lo que el consumo de drogas conlleva. Tal vez la gente consume drogas porque no tiene información completa sobre sus consecuencias. Si la gente tuviera mayor información sobre los costos (monetario, físico, psicológico, social, etc) de consumir drogas, podrían reevaluar su decisión de consumirlas. 

Pero antes de llegar a esto, las autoridades deberían hacer una reevaluación sobre la razón por la que han decidido declarar ciertas drogas como legales, y otras más como ilegales. ¿Han sido racionales al hacerlo? ¿Qué estándares aplicaron al realizar la clasificación? ¿En qué criterio basaron su decisión de prohibir a las personas consumir ciertas sustancias? Es probable que una reevaluación de ese tipo resulte en la reclasificación de ciertas sustancias, pasándolas de ilegales a legales. En tal caso, toda la dinámica de producción, distribución y consumo de dichas sustancias cambiaría, reduciendo la violencia que implica la dinámica actual de tener que llevar a cabo dichas actividades de manera extra-legal con el fin de darle al cliente lo que pide.

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