jueves, 23 de junio de 2011

No Existen Panaceas en la Lucha por la Seguridad

Legalizing Drugs Won't Stop Mexico's Brutal Cartels


Tal vez valdría la pena para nosotros los mexicanos dejar de hacer referencia a la "lucha contra el narco" y sustituir dicha frase por la más adecuada de "lucha por la seguridad". ¿Cuál es la diferencia?

El cambio podría parecerle a muchos meramente retórico. Pero es mi opinión que la adopción de la nueva frase podría poco a poco lograr un cambio paradigmático en nuestra percepción de la grave realidad que vive nuestro país. Para ilustrarlo, basta con mostrar paralelos entre la frase "lucha contra el narco" y la desgastada e igualmente vaga "lucha contra el terrorismo". Ambas sufren del mismo problema de invocar acción hostil hacia un enemigo difuso, difícil de definir y, peor aún, casi imposible de derrotar. Por lo tanto, ambas frases se utilizan actualmente para describir un esfuerzo que resultará, en última instancia, en fracaso. Es igual de imposible derrotar al terrorismo de forma definitiva (ello implicaría control ideológico total de la población mundial), como lo es derrotar al narcotráfico (lo cual implicaría control absoluto sobre la producción, tráfico y consumo de drogas a nivel mundial).

¿Por qué es "lucha por la seguridad" una alternativa adecuada?

La lucha por la seguridad igualmente invoca a la acción, pero es una acción defensiva, es una respuesta, es una reacción, más que nada. La lucha por la seguridad es el esfuerzo de una población por retomar control de los vecindarios donde vive, las localidades donde trabaja, las tiendas donde realiza sus compras, los barrios donde visita a sus familiares y amigos. La lucha por la seguridad es una manifestación de inconformidad y una expresión de desasosiego. Es un decir "ya basta" a los abusos y es un movimiento integrador que canaliza la indignación y la impotencia de una sociedad desahuciada hacia algo positivo, es decir, a retomar lo que por derecho era suyo y le ha sido arrebatado: el derecho a vivir en paz en su país.

Por todo esto resulta muy preocupante el hecho de que las luchas contra el narcotráfico y el terrorismo resultan cada vez más similares no sólo en sus deficiencias semánticas, sino también en sus escenificaciones en el mundo real. Se pueden trazar paralelos entre los esfuerzos dirigidos a combatir facciones insurgentes en Afganistán y aquellos enfocados contra los diferentes carteles criminales en México. Tanto facciones como carteles tienden a operar de manera regional. Se han posesionado de zonas geográficas donde encuentran formas de ganarse, a la buena o a la mala, a la población local. Implementan su versión del juego de "policía bueno, policía malo", por un lado amenazan, extorsionan y asesinan, y por el otro muestran paternalismo, dispensan su propio tipo de "justicia" y hasta premian a aquellos que deciden colaborar con ellos.

El artículo citado argumenta que la legalización de las drogas a nivel internacional no resultaría en un golpe fatal contra el narcotráfico. Probablemente sea cierto. Como el mismo artículo menciona, los carteles criminales que operan en México se han infiltrado demasiado en la sociedad y en los sistemas jurídicos y de seguridad como para ser borrados del mapa sólo gracias a medidas de legalización de drogas. Además, los carteles han diversificado sus operaciones de negocios de manera exitosa. Han forjado alianzas y han desarrollado nuevas divisiones que les permiten operar en lavado de dinero, robo y tráfico de petróleo, contrabando, piratería, etc. 

Sin embargo, vale la pena recordar que la principal fuente de ingresos de los grandes carteles criminales que operan en México sigue siendo el tráfico de drogas. Es cierto que legalización de consumo de drogas a nivel internacional no sería exitosa en erradicar a los carteles por sí misma, pero les supondría un golpe muy significativo en donde más cuenta: en sus bolsillos.

Y es aquí donde regresamos al tema de "lucha contra el narcotráfico" vs. "lucha por la seguridad". No debemos perder de vista que lo que en realidad queremos los mexicanos es un regreso a condiciones de vida de normalidad en un ambiente sano y seguro. Debemos siempre recordar que ésta es nuestra demanda y nuestra preocupación. De no hacerlo, corremos el riesgo de enfrascarnos con terquedad en luchas que no se pueden ganar. Debemos estar siempre dispuestos a revisar objetivos y tácticas con tal de llegar a la meta final: la recuperación de nuestra seguridad.

Una de las razones por las que los problemas de inseguridad resultan tan deprimentes es porque son un obstáculo que impiden a México encarrilarse en el camino al progreso que parecía estar listo a recorrer. Con el nuevo milenio llegó a México la estabilidad económica y un sistema democrático que, aunque aún inmaduro, parecía finalmente genuino. La mesa parecía lista para un progreso que hubiera ofrecido a muchos de los mexicanos más necesitados oportunidades para elevar su nivel de vida. Lamentablemente, las cosas no sucedieron así. Así es como hemos contraído una deuda con los mexicanos más necesitados, y con nosotros mismos. Debemos recobrar lo que por derecho es nuestro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario