domingo, 26 de junio de 2011

Mexicanos Cautivos

Tele-Novela: Are Management Issues at Mexico’s Televisa a Risk for Investors?

Regulation: Media Wars Give Hope of More Choice

Mucho se ha escrito respecto a los esfuerzos del gobierno federal por contrarrestar el poder de monopolios y oligopolios que perversamente mantienen capturados a los mercados mexicanos. Los monopolios y oligopolios le restan competitividad a la sociedad donde operan porque al tener nula o limitada competencia obtienen “licencia” para cobrar al consumidor precios por arriba de lo que cobrarían bajo condiciones de competencia abierta. Esto resulta en menor oferta de productos y servicios (y/o oferta de dichos productos y servicios a menor calidad), lo cual disminuye la plusvalía de las transacciones que las empresas mono/oligopólicas llevan a cabo con los consumidores. En otras palabras, el consumidor obtiene menos por su dinero.

Entre las industrias con tendencias mono/oligopólicas en México podemos contar, entre otras,  telecomunicaciones, medios, petróleo y derivados, pinturas, y hasta hace poco, cerveza.

Recientemente se aprobó en México una ley que le brindó más poder a la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) con el fin de evitar el abuso de poder de mercado de grandes compañías y castigar a las empresas que incurran en prácticas mono/oligopólicas. Se aumentó el límite de las multas que se pueden imponer como castigo y se eliminaron reglas que le impedían al organismo llevar a cabo su trabajo de forma efectiva. Todo esto representa una mejora respecto a la situación anterior, pero no es suficiente.

El primer artículo citado, perteneciente a un blog de Forbes, llama la atención porque indica que no será suficiente erradicar monopolios y oligopolios si lo que se busca es reavivar el crecimiento de la productividad en México. El problema en el que se enfoca el mencionado artículo tiene que ver con la gobernanza de los grandes corporativos mexicanos. Específicamente, hace referencia al caso de Televisa, el grupo que domina la industria de medios en México.

De cierta manera el problema de gobernanza corporativa que viven los grandes grupos mexicanos es una manifestación más del compadrazgo y de la centralización de poder que parece imposible de erradicar en la sociedad mexicana. Por el contrario, dichas estructuras de poder parecen sólo desplazarse de un área de la sociedad a otra. En un principio, el poder residía en terratenientes, Después, el camino al poder estaba íntimamente relacionado con la autoridad política. Actualmente, el poder en México reside en la élite que controla los grandes grupos corporativos que fungen como gigantes en sus respectivas industrias.

A pesar del paso del tiempo, México no ha encontrado alternativa a la residencia centralizada de poder. Un individuo acapara el control y distribuye porciones del mismo entre su séquito, generalmente formado por familiares y amigos. Los grandes corporativos han logrado dar la impresión de operar como cualquier otra empresa multinacional de renombre, con el fin de lograr acceso a financiamiento externo y mantener contentos a los inversionistas. Pero la verdad es que los grandes corporativos, gracias a ingeniosas invenciones y compromisos, siguen siendo controlados por contados individuos y familias. Y al controlar tan monolíticas y gigantescas instituciones, también controlan de forma indirecta el destino de la economía mexicana.

Estas estructuras de poder, reliquias de un pasado que México no consigue dejar atrás, perjudican por demás a la sociedad mexicana. Cuando un país sufre de falta de competencia en sus industrias, la competitividad del país sufre. La literatura económica basada en evidencia dura dicta que la forma más efectiva de elevar las condiciones de vida de los habitantes de un país es por medio del crecimiento constante y sostenible de la productividad. Pero mientras los mercados de México sigan siendo controlados por una élite que por dedazo selecciona a los miembros de sus consejos directivos, cuyo único trabajo es dar el sello de aprobación a los caprichos de los presidentes ejecutivos, el país seguirá sufriendo del mal de los mercados cautivos.

jueves, 23 de junio de 2011

No Existen Panaceas en la Lucha por la Seguridad

Legalizing Drugs Won't Stop Mexico's Brutal Cartels


Tal vez valdría la pena para nosotros los mexicanos dejar de hacer referencia a la "lucha contra el narco" y sustituir dicha frase por la más adecuada de "lucha por la seguridad". ¿Cuál es la diferencia?

El cambio podría parecerle a muchos meramente retórico. Pero es mi opinión que la adopción de la nueva frase podría poco a poco lograr un cambio paradigmático en nuestra percepción de la grave realidad que vive nuestro país. Para ilustrarlo, basta con mostrar paralelos entre la frase "lucha contra el narco" y la desgastada e igualmente vaga "lucha contra el terrorismo". Ambas sufren del mismo problema de invocar acción hostil hacia un enemigo difuso, difícil de definir y, peor aún, casi imposible de derrotar. Por lo tanto, ambas frases se utilizan actualmente para describir un esfuerzo que resultará, en última instancia, en fracaso. Es igual de imposible derrotar al terrorismo de forma definitiva (ello implicaría control ideológico total de la población mundial), como lo es derrotar al narcotráfico (lo cual implicaría control absoluto sobre la producción, tráfico y consumo de drogas a nivel mundial).

¿Por qué es "lucha por la seguridad" una alternativa adecuada?

La lucha por la seguridad igualmente invoca a la acción, pero es una acción defensiva, es una respuesta, es una reacción, más que nada. La lucha por la seguridad es el esfuerzo de una población por retomar control de los vecindarios donde vive, las localidades donde trabaja, las tiendas donde realiza sus compras, los barrios donde visita a sus familiares y amigos. La lucha por la seguridad es una manifestación de inconformidad y una expresión de desasosiego. Es un decir "ya basta" a los abusos y es un movimiento integrador que canaliza la indignación y la impotencia de una sociedad desahuciada hacia algo positivo, es decir, a retomar lo que por derecho era suyo y le ha sido arrebatado: el derecho a vivir en paz en su país.

Por todo esto resulta muy preocupante el hecho de que las luchas contra el narcotráfico y el terrorismo resultan cada vez más similares no sólo en sus deficiencias semánticas, sino también en sus escenificaciones en el mundo real. Se pueden trazar paralelos entre los esfuerzos dirigidos a combatir facciones insurgentes en Afganistán y aquellos enfocados contra los diferentes carteles criminales en México. Tanto facciones como carteles tienden a operar de manera regional. Se han posesionado de zonas geográficas donde encuentran formas de ganarse, a la buena o a la mala, a la población local. Implementan su versión del juego de "policía bueno, policía malo", por un lado amenazan, extorsionan y asesinan, y por el otro muestran paternalismo, dispensan su propio tipo de "justicia" y hasta premian a aquellos que deciden colaborar con ellos.

El artículo citado argumenta que la legalización de las drogas a nivel internacional no resultaría en un golpe fatal contra el narcotráfico. Probablemente sea cierto. Como el mismo artículo menciona, los carteles criminales que operan en México se han infiltrado demasiado en la sociedad y en los sistemas jurídicos y de seguridad como para ser borrados del mapa sólo gracias a medidas de legalización de drogas. Además, los carteles han diversificado sus operaciones de negocios de manera exitosa. Han forjado alianzas y han desarrollado nuevas divisiones que les permiten operar en lavado de dinero, robo y tráfico de petróleo, contrabando, piratería, etc. 

Sin embargo, vale la pena recordar que la principal fuente de ingresos de los grandes carteles criminales que operan en México sigue siendo el tráfico de drogas. Es cierto que legalización de consumo de drogas a nivel internacional no sería exitosa en erradicar a los carteles por sí misma, pero les supondría un golpe muy significativo en donde más cuenta: en sus bolsillos.

Y es aquí donde regresamos al tema de "lucha contra el narcotráfico" vs. "lucha por la seguridad". No debemos perder de vista que lo que en realidad queremos los mexicanos es un regreso a condiciones de vida de normalidad en un ambiente sano y seguro. Debemos siempre recordar que ésta es nuestra demanda y nuestra preocupación. De no hacerlo, corremos el riesgo de enfrascarnos con terquedad en luchas que no se pueden ganar. Debemos estar siempre dispuestos a revisar objetivos y tácticas con tal de llegar a la meta final: la recuperación de nuestra seguridad.

Una de las razones por las que los problemas de inseguridad resultan tan deprimentes es porque son un obstáculo que impiden a México encarrilarse en el camino al progreso que parecía estar listo a recorrer. Con el nuevo milenio llegó a México la estabilidad económica y un sistema democrático que, aunque aún inmaduro, parecía finalmente genuino. La mesa parecía lista para un progreso que hubiera ofrecido a muchos de los mexicanos más necesitados oportunidades para elevar su nivel de vida. Lamentablemente, las cosas no sucedieron así. Así es como hemos contraído una deuda con los mexicanos más necesitados, y con nosotros mismos. Debemos recobrar lo que por derecho es nuestro.

jueves, 16 de junio de 2011

Los Zetas en el Coliseo

Mexican Drug Cartels Force Kidnap Victims to Fight to the Death in Barbaric Gladiator-Style Contests


Un capítulo más de la novela de pesadilla que se vive en México.

Este artículo publicado en el Daily Mail de Gran Bretaña anuncia uno de los métodos de "reclutamiento" de los Zetas, el grupo generalmente considerado el más sanguinario de todos los grupos criminales que operan en México.

La cosa es así: los Zetas secuestran un autobús de pasajeros, lo llevan a un paradero en medio de la nada, separan a los hombres que no son demasiado jóvenes ni demasiado viejos, les prestan machetes y cuchillos, y los obligan a pelear a la muerte entre sí. Los muertos terminan ocupando alguna fosa común. Los que quedan vivos se llevan el premio de ser enviados a un pueblo dominado por una banda criminal contraria en una misión suicida donde deben matar a tantos oponentes de los Zetas como les sea posible antes de ser eliminados por los adversarios. Todo esto, obviamente, bajo amenaza de muerte de parte de los Zetas en caso de negativa.

Completamente brutal. No existen palabras para describir el asco y la impotencia que enterarse de este tipo de actos ocasiona. Es simplemente devastador enterarse de que este tipo de violencia inhumana ocurre en nuestros lugares de origen.

Se podría pensar que aquí se toca fondo, que las cosas no pueden ponerse peor. Pero sería un error subestimar la capacidad del hombre de ser inhumano.

Nada de Malo en Ser Mexicano

Para la mayoría de sus habitantes México parece existir en una especie de adolescencia perpetua. Pasan las décadas y cambian las etiquetas: México ha sido en diferentes épocas un país tercermundista, un país en vía de desarrollo y un país emergente. ¿Qué es lo que le impide a México lograr su potencial, sacar máximo provecho de sus innumerables ventajas y utilizar al máximo todos los recursos con los que cuenta?

La opción más popular es culpar a la mexicanidad de las desventuras del país, como si la corrupción, la ilegalidad, el soborno, la desvergüenza y la apatía fueran defectos exclusivos del mexicano. Pero al contrario de lo que señala la cantidad casi increíble de opiniones, editoriales y correos electrónicos, no tiene intrínsecamente nada de malo ser mexicano.

El mexicano promedio al nacer no presenta ni mayor ni menor tendencia que el extranjero promedio a ser corrupto, malicioso, tramposo, bribón, cobarde o perezoso. No existe un gen de mexicanidad que dicte el comportamiento de los mexicanos, que los haga más borrachos o parranderos o mujeriegos que los demás. Cuando un mexicano da un soborno, o se salta la fila, o no paga impuestos, o se cuelga de la red eléctrica, no lo hace porque es mexicano. Lo hace porque su conducta representa una decisión racional respecto a los incentivos que el medio social en el que vive le presenta.

El reconocido economista peruano Hernando de Soto ha dedicado su vida profesional al estudio y análisis de los países pobres, específicamente al estudio de sus sectores informales. De Soto presenta argumentos claros y convincentes que establecen una relación muy fuerte entre la asimilación legal del sector informal y el avance económico de un país.

De cierta manera el argumento de de Soto es contra-intuitivo. El sentido común indica que un alto nivel de desigualdad económica entre diferentes grupos sociales pertenecientes a una misma comunidad es perverso para el crecimiento de dicha comunidad. Esto es debido a que cuando la riqueza está concentrada en pocas manos, los ricos tienen poco incentivo para innovar y buscar nuevas formas de promover crecimiento, no tienen necesidad de hacerlo. Al mismo tiempo, dichas condiciones no promoverán la creación de un gobierno redistributivo para elevar el nivel de vida y las oportunidades de los pobres, ya que los ricos son también los poseedores del poder político que podría emplearse para cambiar la situación.

Pero de Soto va aún más lejos que esto y arguye que lo que la mayoría no alcanzamos a ver es que los “pobres” no son en realidad tan pobres. Los pobres cuentan con recursos y riqueza. El problema, según de Soto, es que los recursos y riqueza de los pobres no son oficiales. Los activos de los pobres no son reconocidos por el mundo legal. La riqueza de los pobres consiste en sus hogares, el terreno en el que se asentaron, el micro-negocio del que obtienen su porvenir o el terreno en el que siembran y cultivan, el ingenio que les ayuda a sobrevivir, así como la red de contactos personales con la que cuentan, incluyendo familiares, amigos, organizaciones sociales, clientes y proveedores, etc.

El aspecto contra-intuitivo aparece cuando reflexionamos sobre el hecho de que es el mismo sistema legal el que actúa en contra de los pobres y les impide integrarse al mundo “oficial”. El sistema legal en los países con altos niveles de desigualdad sirve a una minoría de la población, es decir, a la clase media y a los ricos. Pero los pobres son la mayoría.

Sin embargo, resulta común al grado de ser embarazoso el hecho de que la clase media y la clase rica miren con desprecio a los pobres por no respetar la ley. Una ley que fue establecida por la minoría para proteger los intereses de los más favorecidos y que por lo general sólo dicha minoría tiene la capacidad de acatar. La clase media y la clase rica olvidan rápidamente que acatar la ley puede resultar muy caro para alguien que se encuentra en el escalón más bajo de la escalera social. Acatar la ley requiere de contratar abogados, contadores, cumplir con trámites burocráticos, pagos de impuestos, contar con un domicilio, referencias, historial crediticio y muchas cosas más.

La ley no lo es todo. Un sistema legal resulta perverso cuando excluye a la mayoría de la población del territorio sobre el que pretende regir. Los sistemas legales, así como los sistemas políticos, sólo son “buenos” si sirven para brindar seguridad, apoyo e igualdad de oportunidad a la mayoría de la población.

Ante esta situación, los pobres se ven en la necesidad de crear un mundo paralelo al mundo legal. En dicho mundo “extra-legal” es donde viven y trabajan. Sin embargo, existir en el mundo extra-legal conlleva desventajas significativas que impiden el desarrollo y crecimiento de sus habitantes. Es un mundo sin seguridad, donde reina la incertidumbre, y donde el enfoque en el corto plazo implica una existencia errática que no permite planear para el futuro.

La respuesta de Hernando de Soto frente al problema de integrar al sector formal a aquellos que viven al margen de la ley es implementar programas que ayuden a reconocer los activos y riqueza de los pobres. La analogía adecuada es la de extender un puente entre el sistema legal y la población marginada. El sistema legal debe ser flexible: se debe enfocar en regularizar la situación y la riqueza de los pobres, reconocer su derecho a tener tierra y hogares y facilitarles su adquisición, eliminar burocracia innecesaria, simplificar el sistema fiscal.

La razón por la que los marginados no participan del sistema legal es porque los costos de integrarse resultan demasiado altos comparados con el beneficio de hacerlo. No es racional que un ocupante ilegal de un terreno regularice su situación si los trámites involucrados toman tiempo y dinero con los que él simplemente no cuenta. Y tampoco es racional esperar que un micro-empresario registre su negocio si la burocracia involucrada implica que debe esperar semanas, meses o años antes de tener licencia para operar. El hambre no espera.

El aspecto más poderoso del argumento de Hernando de Soto no es que suena razonable, sino que está basado en evidencia. El resultado de años de trabajo de investigación demuestra que cuando los obstáculos son reducidos, los pobres toman la decisión de formar parte del sistema legal, y tienen toda la razón de hacerlo. Cuando regularizan su situación, los marginados pasan a formar parte de un sistema que les puede brindar una red de seguridad social y oportunidades de mejorar su futuro. Les permite integrarse a un mundo más amplio, donde pueden ser recompensados a mayor escala por su trabajo y su ingenio. El mundo legal les brinda la opción de lidiar mejor con la incertidumbre, lo que les permite darse el lujo de pensar en y planear para el futuro.

Los problemas de pobreza, desigualdad e ilegalidad no son ahora ni han sido nunca exclusivos de México. Debemos recordar que las buenas intenciones y el moralismo no llevan a ninguna parte cuando se trata de resolver problemas de tal magnitud. Las personas responden a incentivos. La forma de resolver este tipo de problemas es observar la forma en que las personas actúan dentro del sistema actual y tratar de entender cómo se puede cambiar el sistema para obtener los resultados deseados.

sábado, 11 de junio de 2011

En Campaña Contra el Crimen

Campaigning against crime


Pieza muy interesante publicada a finales de mayo en The Economist que compara a los suspirantes presidenciales Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto. Lo interesante es que el artículo pasa rápidamente de la retórica a los hechos. Nos muestra datos que revelan aspectos a considerar no sólo en el camino a las elecciones presidenciales, sino que ofrecen comentario relevente para el resto del país en lo que concierne a nuestro pan de todos los días: la inseguridad.

Comentario breve sobre las "propuestas" de cada uno: Ebrard habla de fomentar la creación de trabajos y oportunidades de educación para mantener a los jóvenes ocupados y lejos de la tentación de ser reclutados por grupos criminales. Peña Nieto preferiría enfocarse en golpear las finanzas de los criminales, reduciendo al mismo tiempo la economía informal. En teoría, ambas propuestas pasan por sensibles y razonables, pero lo cierto es que una combinación de ambas sería mucho más efectiva.

Pero hablar sale barato. Por ello el artículo prefiere comparar el desempeño de cada uno en materia de seguridad: el de Peña Nieto como gobernador del Estado de México y el de Ebrard como Jefe de Gobierno del D.F. Si se les pregunta directamente, cada uno tiene cosas qué "presumir". Peña Nieto dirá que el año pasado la tasa de asesinatos en Edomex fue la mitad del promedio nacional, más baja incluso que en ciertas ciudades gringas como Washington D.C. Ebrard dirá que en el 2007 había más narco-asesinatos en el D.F. que en Edomex, pero que para el 2010 las cosas habían cambiado, ya que Edomex vió tres veces más narco-asesinatos que el D.F.

Pero hay cosas que ninguno de ellos se atrevería a decir. A Peña Nieto no le agradaría mucho escuchar a los críticos que mencionan la revisión de estadísticas llevada a cabo en 2007 que resultó en una reducción de 59% en la tasa de asesinatos oficial, basada, según ellos, en una reclasificación de decesos que se habían considerado como asesinatos y que no lo eran. A Ebrard no le gustará que le recuerden que aún cuando el D.F. puede verse como seguro en términos relativos al resto del país, en 2010 el D.F. vió 25% más asesinatos que en 2006, cuando Ebrard llegó al poder.

Y a ninguno de los dos les sería fácil admitir que las cifras oficiales y en las que buscan apoyarse para celebrar sus logros como oficiales de gobierno son poco veraces en el mejor de los casos. Según ciertas estimaciones, 9 de cada 10 crímenes tanto en Edomex como en el D.F. nunca son reportados. Por otro lado, aún cuando relativamente los dos territorios han mejorado su situación de seguridad respecto al resto del país, probablemente ello no se deba al desempeño de los jefes, sino al grado y a la rapidez con que las cosas han empeorado en el resto del país. Tal vez todos los barcos se están hundiendo, pero unos se hunden más rápido que otros.

A pesar de todo, el artículo busca encontrar la razón por la que el D.F. tiene un mejor semblante en el aspecto de seguridad respecto no sólo al resto del país, sino respecto al mismo Edomex. La respuesta incluye varios factores:

- El D.F. cuenta con la mayor densidad de fuerzas policiacas en todo el país (una persona de cada cien en el D.F. es policía), y más del doble que la de Edomex, aún cuando se descuentan las fuerzas de seguridad privada.
- El D.F. cuenta con una fuerza policiaca unificada, lo cual resulta en la habilidad de compartir información e inteligencia, así como coordinación de operaciones. En Edomex las fuerzas policiacas se encuentran fragmentadas por municipio, cada una cuidando sus propios intereses y con sus propios "negocios" qué cuidar.
- El D.F. cuenta con un alto presupuesto que le permite pagar más a las fuerzas policiacas, así como invertir en tecnología (comunicaciones, cámaras de vigilancia, etc.) y contar con más policías por habitante.

La relativa calma prevalente en el D.F. no debe tomarse como indicación de la ausencia de crimen organizado. Piratería y contrabando son males permanentes y dados por hecho. Dichas actividades son llevadas a cabo por grupos criminales organizados con vínculos al narcotrafico. Obviamente, operan bajo "licencia" de las autoridades, por lo cual la corrupción existe en forma abundante en el D.F. Transparencia Internacional encuentra que los policías y fiscales de distrito en el D.F. son los más fáciles de sobornar en todo el país.

Vale la pena mencionar aquí que la comparación del D.F. y Edomex (o del D.F. con el resto del país) en materia de seguridad puede servir como ejemplo de las teorías económicas sobre corrupción. Estas mencionan que pueden existir en las sociedades dos tipos de corrupción: corrupción centralizada y corrupción fragmentada. Bajo la corrupción centralizada existe unidad entre las autoridades gubernamentales y de seguridad, están en acuerdo respecto a los sobornos que pueden pedir, existe una estructura que se respeta y es dirigida "desde arriba". Los oficiales que se salen de la raya son excluidos. Bajo la corrupción fragmentada, cada oficial gubernamental y de seguridad es "su propio hombre (o mujer)". Cada quien decide su oportunidad de extraer sobornos, sin responderle a nadie, sin interesarle lo que haga el resto de sus colegas. No existe coordinación.

Es fácil llegar a ver que si se tiene que escoger bajo qué régimen vivir, convendría escoger el de corrupción centralizada. Esto es porque cuando la estructura que extrae los sobornos se encuentra unificada y operando bajo las mismas órdenes, los ciudadanos saben a qué atenerse, se les presenta cierta constancia y reglas que pueden ser seguidas. Además, el aparato gobernante sabe que hay un límite en cuanto a la cantidad de sobornos que puede pedir. Está conciente de que no hay que matar a la gallina que pone los huevos de oro. Bajo la corrupción fragmentada esto no ocurre. Cuando cada agente de gobierno y de seguridad se preocupa sólo por sí mismo, el incentivo personal es el de maximizar el soborno que recibe en ese momento. Se preocupa por extrar el mayor monto en el menor tiempo posible, antes de que los otros agentes se apropien de lo que él mismo se podría estar apropiando. Ellos son los que matan a la gallina con tal de que no se las gane el otro.

Regresando al artículo, se presenta a continuación la conclusión del mismo:
Los records de seguridad de Ebrard y de Peña Nieto se benefician del fracaso de sus contrapartes en otros lugares de México. Es preocupante que a pesar de que geográficamente yacen lejos de los centros desde los cuales operan los narcotraficantes aún presiden sobre aparatos de justicia criminal altamente corruptos. Si Ebrard tiene una ligera ventaja en cuanto a mantener a raya la violencia, se debe en gran medida a que cuenta con una fuerza policiaca unificada y de considerable tamaño. Esto es algo que ambos deben recordar mientras avanzan hacia la presidencia.

jueves, 2 de junio de 2011

Reporte de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas


Comenzamos con un poco de contexto. ¿Qué es la Comisión Global de Políticas sobre Drogas?

Traduciendo de su sitio web oficial (www.globalcommissionondrugs.com):
El propósito de la Comisión Global de Políticas sobre Drogas es brindar a nivel internacional un debate informado y basado en ciencia sobre maneras humanas y efectivas de reducir el daño ocasionado por las drogas a las personas y a las sociedades.

La Comisión elaborará sobre la exitosa experienca de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia convenica por los ex-presidentes Cardoso de Brasil, Gaviria de Colombia y Zedillo de México. Convencidos de que la asociación entre tráfico de drogas, violencia y corrupción son una amenaza para la democracia en Latinoamerica, la Comisión realizó una evaluación de las políticas de la actual "guerra contra las drogas" y abrió un debate público sobre un asunto que tiende a ser rodeado por el miedo y la desinformación.
Entre sus miembros la Comisión cuenta con una plétora de personalidades reconocidas a nivel internacional provenientes de diversos campos. Además de ex-presidentes y políticos de otra índole, se pueden encontrar empresarios, activistas políticos y humanitarios, expertos en seguridad, intelectuales, expertos en salud, etc. Entre aquellos más facilmente reconocibles por latinos podemos nombrar a Carlos Fuentes, Ernesto Zedillo, Fernando Henrique Cardoso, Kofi Annan y Mario Vargas Llosa.

La Comisión viene de publicar su veredicto respecto a la cruzada mundial contra las drogas. La lectura de dicho reporte causará shock sólo en aquellos que han estado totalmente desconectados de la realidad por los últimos 30 años. La conclusión del reporte, en resumidas cuentas, es que la lucha anti-drogas ha sido una falla catastrófica. Cantidades industriales de dinero se han desperdiciado al pretender entablar una guerra contra un enemigo invisible, multifacético.

A continuación se presenta la traducción al español del resúmen ejecutivo del reporte. Lectura por demás interesante. Hay muchos que han sabido por años que la lucha anti-drogas como se lleva a cabo en la actualidad estaba destinada al fracaso. La lucha anti-drogas es, en el mejor de los casos, un ejercicio en futilidad. En el peor, una farsa.

Vale la pena leer las recomendaciones de la Comisión, por no decir el reporte entero (en inglés: http://media.npr.org/documents/2011/june/Global_Commission_Report_English.pdf). Presenta evidencia concreta y argumentos sensibles en lo que debe ser el nuevo enfoque de la batalla por restablecer la seguridad tanto en México, como en muchos otros países del mundo. Vale la pena asmismo diseminarlo, con el fin de concientizar a más miembros de las sociedades civiles. Es muy fácil pedir panáceas a nuestros gobernantes y culparlos cuando no cumplen. Lo que debemos hacer es informarnos, debatir a conciencia, y exhortar a aquellos que forman parte de nuestro mundo diario a hacer lo mismo.

La guerra global contra las drogas ha fallado, con devastadoras consecuencias para individuos y sociedades alrededor del mundo. Cincuenta años después del comienzo de la Convención Única de Drogas Narcóticas de la ONU, y 40 años después del lanzamiento de la guerra contra las drogas del gobierno estadounidense por parte del Presidente Nixon, existe necesidad urgente de reformas fundamentales en las políticas nacionales y mundiales de control de drogas.

Claramente el gasto gigantesco así como medidas represivas y de criminalización dirigidas a productores, traficantes y consumidores de drogas ilegales han fallado en cuanto a restringir la oferta y el consumo de forma efectiva. Las aparentes victorias de eliminar una fuente u organización traficante se cancelan casi inmediatamente al surgir fuentes y traficantes alternativos. Esfuerzos represivos dirigidos a los consumidores obstaculizan medidas de salud pública dirigidas a reducir la incidencia del VIH/SIDA, fatalidades por sobredosis y demás consecuencias dañinas del uso de drogas. Los gastos incurridos por los gobiernos en estrategias fútiles de reducción de oferta y encarcelamiento desplazan inversiones con mejor proporción costo-beneficio y con base en evidencia en cuanto a reducción de demanda y efectos dañinos.

Nuestros principios y recomendaciones se pueden resumir de la siguiente manera:

- Poner fin a la criminalización, marginalización y estigmatización de usuarios de drogas que no dañan a terceros. Desafiar, y no reforzar, falsas ideas sobre los mercados de drogas, el uso de drogas y la narco-dependencia.
 
- Exhortar a los gobiernos a la experimentación respecto a modelos de regulación legal de las drogas con el fin de reducir el poder del crimen organizado y proteger la salud y seguridad de sus ciudadanos. Esta recomendación aplica especialmente a la cannabis, pero también se busca promover otros experimentos relacionados con la descriminalización y regulación legal que puede lograr dichos objetivos y proveer modelos a seguir para otros.
 
- Ofrecer servicios de salud y de tratamiento a los que lo requieran. Asegurarse que una variedad de modalidades de tratamiento esté disponible, incluyendo no sólo tratamiento con metadona y buprenorfina, sino también los programas de tratamiento que comprenden heroína que han tenido éxito en muchos países europeos y Canadá. Implementar medidas protectivas, como el acceso a jeringas que han probado ser efectivas en la reducción de tasas de transmisión de VIH y otras infecciones sanguíneas, así como contra overdosis fatales. Respetar los derechos humanos de los usuarios de drogas. Abolir las prácticas abusivas que se incurren bajo la excusa de tratamiento, como la detención forzada, trabajo forzado, y abuso físico y psicológico- éstas van en contra de los estándares y normas de derechos humanos o desplazan el derecho a la auto-determinación.
 
- Aplicar los mismos principios y políticas mencionados a las personas involucradas en los escalones más bajos de los mercados ilegales de drogas, como productores agrícolas, ruteros y vendedores minoristas. Muchos de ellos son víctimas de violencia e intimidación o son narco-dependientes. El arresto y la encarcelación de decenas de millones de ellos en décadas recientes ha llenado las prisiones y destruido vidas y familias sin llegar a reducir la disponibilidad de drogas ilícitas o el poder de las organizaciones criminales. Parece no haber límite al número de personas dispuestas a dedicarse a dichas actividades para tratar de mejorar su nivl de vida, proveer para sus familias, o escapar de la pobreza. Los recursos actualmente utilizados en estas medidades pueden aprovecharse mejor en otras cosas.
 
- Invertir en actividades que prevengan a la juventud de consumir drogas en primer lugar y que prevengan que aquellos que ya utilizan drogas desarrollen problemas más serios. Reemplazar mensajes simplistas del tipo "Hay que decir no" y políticas de "Cero tolerancia" con esfuerzos educativos basados en información veraz y programas de prevención enfocados en habilidades sociales y grupos generacionales. Los programas de prevención más exitosos pueden ser los enfocados en grupos de riesgo específicos.
 
- Enfocar acciones represivas en organizaciones criminales violentas, pero de manera tal que se reduzca su poder y alcance, teniendo como prioridad la reducción de violencia e intimidación. Esfuerzos por aplicar la ley deben enfocarse no en reducir el mercado de drogas en sí, sino en reducir el daño a individuos, comunidades y a la seguridad nacional.
 
- Comenzar la transformación del régimen de prohibición de drogas a nivel mundial. Reemplazar políticas anti-drogas y estrategias dictadas por ideología y conveniencia política con políticas con disciplina fiscal y estrategias basadas en ciencia, salud, seguridad y derechos humanos -y adoptar criterios apropiados para su evaluación. Revisar la categorización de drogas que ha resultado en anomalías obvias como la errónea clasificación de cannabis, hoja de coca y MDAM (éxtasis). Asegurarse de que las convenciones internacionales se interpreten y/o revisen para guardar lugar a la experimentación robusta en cuanto a reducción de daños, descriminalización y políticas de regulación legal.
 
- Romper el tabú sobre el debate y la reforma.

El tiempo de actuar es ahora.