Tele-Novela: Are Management Issues at Mexico’s Televisa a Risk for Investors?
Regulation: Media Wars Give Hope of More Choice
Mucho se ha escrito respecto a los esfuerzos del gobierno federal por contrarrestar el poder de monopolios y oligopolios que perversamente mantienen capturados a los mercados mexicanos. Los monopolios y oligopolios le restan competitividad a la sociedad donde operan porque al tener nula o limitada competencia obtienen “licencia” para cobrar al consumidor precios por arriba de lo que cobrarían bajo condiciones de competencia abierta. Esto resulta en menor oferta de productos y servicios (y/o oferta de dichos productos y servicios a menor calidad), lo cual disminuye la plusvalía de las transacciones que las empresas mono/oligopólicas llevan a cabo con los consumidores. En otras palabras, el consumidor obtiene menos por su dinero.
Entre las industrias con tendencias mono/oligopólicas en México podemos contar, entre otras, telecomunicaciones, medios, petróleo y derivados, pinturas, y hasta hace poco, cerveza.
Recientemente se aprobó en México una ley que le brindó más poder a la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) con el fin de evitar el abuso de poder de mercado de grandes compañías y castigar a las empresas que incurran en prácticas mono/oligopólicas. Se aumentó el límite de las multas que se pueden imponer como castigo y se eliminaron reglas que le impedían al organismo llevar a cabo su trabajo de forma efectiva. Todo esto representa una mejora respecto a la situación anterior, pero no es suficiente.
El primer artículo citado, perteneciente a un blog de Forbes, llama la atención porque indica que no será suficiente erradicar monopolios y oligopolios si lo que se busca es reavivar el crecimiento de la productividad en México. El problema en el que se enfoca el mencionado artículo tiene que ver con la gobernanza de los grandes corporativos mexicanos. Específicamente, hace referencia al caso de Televisa, el grupo que domina la industria de medios en México.
De cierta manera el problema de gobernanza corporativa que viven los grandes grupos mexicanos es una manifestación más del compadrazgo y de la centralización de poder que parece imposible de erradicar en la sociedad mexicana. Por el contrario, dichas estructuras de poder parecen sólo desplazarse de un área de la sociedad a otra. En un principio, el poder residía en terratenientes, Después, el camino al poder estaba íntimamente relacionado con la autoridad política. Actualmente, el poder en México reside en la élite que controla los grandes grupos corporativos que fungen como gigantes en sus respectivas industrias.
A pesar del paso del tiempo, México no ha encontrado alternativa a la residencia centralizada de poder. Un individuo acapara el control y distribuye porciones del mismo entre su séquito, generalmente formado por familiares y amigos. Los grandes corporativos han logrado dar la impresión de operar como cualquier otra empresa multinacional de renombre, con el fin de lograr acceso a financiamiento externo y mantener contentos a los inversionistas. Pero la verdad es que los grandes corporativos, gracias a ingeniosas invenciones y compromisos, siguen siendo controlados por contados individuos y familias. Y al controlar tan monolíticas y gigantescas instituciones, también controlan de forma indirecta el destino de la economía mexicana.
Estas estructuras de poder, reliquias de un pasado que México no consigue dejar atrás, perjudican por demás a la sociedad mexicana. Cuando un país sufre de falta de competencia en sus industrias, la competitividad del país sufre. La literatura económica basada en evidencia dura dicta que la forma más efectiva de elevar las condiciones de vida de los habitantes de un país es por medio del crecimiento constante y sostenible de la productividad. Pero mientras los mercados de México sigan siendo controlados por una élite que por dedazo selecciona a los miembros de sus consejos directivos, cuyo único trabajo es dar el sello de aprobación a los caprichos de los presidentes ejecutivos, el país seguirá sufriendo del mal de los mercados cautivos.