Se pone interesante la competencia entre la Ministro de Finanzas francesa Christine Lagarde y el Gobernador del Banco de México Agustín Carstens por ocupar la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Es difícil a estas alturas hacer pronósticos (se espera tener una decisión final para el 30 de junio), pero se pueden señalar algunos de los factores que pueden hacer la diferencia:
- A primer vistazo, y esto no debe ser sorpresa, el país que decidirá el resultado de la contienda sería Estados Unidos, país que cuenta con el 17.09% del poder de voto dentro del FMI. Sin embargo, en caso de que los 27 miembros de la Unión Europea votaran en concierto, y se puede asumir que de hacerlo probablemente se inclinarían por la francesa, ello representaría un voto de 32.07%.
- A pesar de la confianza del mexicano en contar con el voto de los BRICs (Brasil, Rusia, India y China), entre otros países emergentes, en teoría esto no llegaría ni cerca de garantizar la victoria para Cárstens. El poder de voto combinado de los BRICs más México es apenas 12.44%. Si se le suma el voto del siguiente país Sudamericano con más poder de voto, Venezuela, la cifra subre a 13.66%. Si además se le suma Canadá, asumiendo que este país favorezca a México por los lazos establecidos por el TLC, la cifra sube a 16.59%.
- Además de E.U., la otra gran interrogante es Japón, país que cuenta con poder de voto de 6.12% y que atraviesa por problemas fiscales considerables, magnificados aún más por el gasto de gobierno relacionado con los daños sufridos en ese país debido al reciente terremoto, tsunami y desastre nuclear.
- La prioridad número uno del FMI en estos momentos es la crisis fiscal que se vive en el continente europeo. Grecia, Irlanda y Portugal ya han recibido asistencia de algún tipo de parte del organismo. Asimismo, España sigue en problemas. Es difícil imaginar que los países europeos, sobre todo los que utilizan el Euro como moneda, voten por alguien que no es europeo para dirigir el organismo al que han recurrido (o podrían verse obligados a recurrir) para obtener ayuda.
Lo que Cárstens tiene a su favor es una formación y una carrera muy relevantes y que demuestran su alto nivel de competencia. Asimismo, de ser elegido para dirigir el FMI, se podría considerar que se cerraría un círculo que comenzó con la intervención del Fondo a lo largo de los años en tantos países emergentes durante tantas crisis, lo cual le ganó todo tipo de críticas. Las intervenciones del Fondo en las crisis en países emergentes no siempre fueron acertadas, más bien se trató de un proceso de aprendizaje, en el que el organismo ha ido poco a poco afinando sus métodos, dándose cuenta de lo que funciona y lo que no.
Ahora son países ricos europeos los que han caído en el bache (¿en el hoyo?). De ser elegido Cárstens en este momento, se cumpliría el círculo. En un principio, los ricos rescataban a los pobres de sí mismos. Ahora, los emergentes les dictarían a los ricos qué hacer para resolver sus problemas fiscales.
Lo que sí es muy probable es que Cárstens tomaría medidas más drásticas que Lagarde al lidiar con los endeudados países europeos. Ésto lo hace ante los ojos de países en problemas un candidato menos apreciado ya que la Unión Europea se ha distinguido por sus prevaricaciones al lidiar con los problemas. Prefieren posponer las decisiones dolorosas para ver si los problemas se resuelven por sí mismos.
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