jueves, 18 de agosto de 2011

Flexibilidad Cuantitativa

Un muy buen analista financiero de los E.U., John P. Hussman, publica en su comentario semanal  una severa y muy acertada crítica de la política de Flexibilidad Cuantitativa (en inglés conocida como QE – Quantitative Easing) implementada por Ben Bernanke en la Reserva Federal de los Estados Unidos. Para los que saben de finanzas, los comentarios semanales de Hussman sobre los mercados financieros estadounidenses son lectura obligada.

En resumen, la Flexibilidad Cuantitativa consiste en que la autoridad monetaria de un país, en este caso la Reserva Federal de E.U., imprime papel moneda para comprar activos de inversionistas privados. Según la Reserva Federal, esto daría liquidez a los mercados financieros y le permitiría a los inversionistas reciclar esos fondos que recibieron a cambio de activos, dándole un empuje a la economía.

El problema es que la falta de dinamismo en la economía estadounidense no es un problema de falta de liquidez, sino de solvencia. Como se ha mencionado anteriormente, la falta de demanda en ese país se debe a exceso de acumulación de deuda, lo cual deprime el consumo, lo cual resulta en crecimiento económico nulo o negativo en el corto plazo.

Sin embargo, la política de Flexibilidad Cuantitativa se implementó de todas maneras, y a pesar de que no tuvo el impacto positivo que Ben Bernanke, jefe de la Reserva Federal, hubiera querido, sí que tuvo una larga lista de consecuencias imprevistas, o externalidades, como los economistas las llaman. Hussman las enumera para nosotros:
Sin duda, una de las nociones que mantiene el optimismo en Wall Street es la esperanza de que la Fed saque otro conejo del sombrero al iniciar QE3. Es un bonito sentimiento, pero hace caso omiso de un pequeño detalle: QE2 no funcionó.

De hecho, eso no es totalmente justo. La Reserva Federal tuvo éxito en provocar un frenesí especulativo en los mercados financieros, que ahora se ha desvanecido por completo. La Fed también tuvo éxito en apalancar su Balance General por más de 55-a-1 (más de lo que Bear Sterns, Lehman, Fannie Mae, Freddie Mac, o incluso Long-Term Capital Management pudieron lograr), y llevar la base monetaria a más de 18 centavos por cada dólar de PIB –un nivel que requiere las tasas de interés de corto plazo a mantenerse por debajo de los 3 puntos base para mantener la estabilidad de precios. La Fed también tuvo éxito en provocar una ola de acaparamiento de materiales brutos que afectó las cadenas de abastecimiento globales y dañó a los más pobres de los pobres –particularmente en países en desarrollo. La Fed tuvo éxito en desatar un muy predecible decline en el valor del dólar americano. Tuvo éxito en castigar a ahorradores y a los reacios al riesgo, y en empujar a los inversionistas a buscar rendimiento en inversiones riesgosas que normalmente evitarían si no fuera por la ausencia de rendimiento. Tuvo éxito en incitar a los que contaban con Balance General sólido a pagar deuda de alto interés acumulada y en crear un incentivo para aquellos con Balance General débil en incurrir más deuda a tasas bajas, resultando en un deterioro simultáneo de la calidad de crédito y de la compensación al riesgo en el sistema financiero. La Fed tuvo éxito en aumentar las ganancias cambiarias de los bancos que operan como vendedores primarios, al anunciar con precisión qué activos compraría antes de las subastas de bonos de la tesorería y comprándolos en el mercado abierto días después de los mismos compradores que los adquirieron. Tuvo éxito en crear un portafolio de activos de bajo rendimiento que será casi imposible liquidar sin pérdidas de capital a menos que la Fed mantenga dichos activos hasta la madurez. Poniéndolo en perspectiva, la lista de éxitos de la Fed gracias a QE2 es nada menos que sorprendente.

Escapa a la comprensión el por qué alguien querría más de esta irresponsabilidad.
La pieza original en inglés y en su totalidad se encuentra disponible sin costo en http://www.hussman.net/.

No hay comentarios:

Publicar un comentario