John Ackerman redactó un editorial para el Los Angeles Times en el que prácticamente hace trizas a Enrique Peña Nieto, y de paso pone en duda la sanidad mental de la mayoría de votantes que reporta que votará por él en las presidenciales.
No hace falta comentar mucho al respecto, mejor presento--traducidos al español--los fragmentos más sobresalientes de su texto:
La versión mexicana del Politburo Soviético está a punto de lograr su regreso, con potencialmente desastrozas consecuencias para Norteamérica. En el 2000, el mundo celebró el fin de más de 70 años en el poder por parte del PRI como un símbolo de transición democrática. Hoy, el candidato presidencial del PRI para las elecciones del primero de julio, Enrique Peña Nieto, amenaza con traer de vuelta las tendencias autoritarias del pasado.
El PRI no se ha reformado ni modernizado en los últimos doce años. Por el contrario, ha consolidado sus redes de corrupción e ilegalidad en los territorios que todavía controla. Los 10 estados en los que el PRI nunca soltó el poder se cuentan entre los más violentos, subdesarrollados y corruptos del país. En estos estados, la transición democrática y la rendición de cuentas son conceptos exóticos, y los gobernadores mandan como déspotas señores feudales.
Por ejemplo, el estado de Veracruz es uno de los lugares más peligrosos en el mundo para los periodistas. Recientemente, cuatro periodistas fueron asesinados en una sola semana. En enero, funcionarios cercados al gobernador fueron detenidos en un aeropuerto con un maletín que contenía 2 millones de dólares en efectivo, supuestamente para una campaña de publicidad.
La DEA (la organización anti-drogas estadounidense) actualmente investiga la presunta complicidad entre tres ex-gobernadores del Tamaulipas y uno de los más violentos carteles de drogas en México. El ex-gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, se encuentra involucrado en un enorme escándalo de corrupción que dejó a su estado con una deuda de tres mil millones de dólares, presuntamente haciendo uso de documentos gubernamentales falsificados y complejas corporaciones fantasmas en Texas.
El Estado de México, donde Peña Nieto acaba de terminar un período de seis años como gobernador, no es excepción. Las tasas de pobreza y homicidio se han disparado, y los asesinatos de mujeres son comunes. Un estudio reciente por la académica Guadalupe Hernandez encontró que grandes cantidades de dinero destinadas a "gasto social" se perdieron bajo el mandato de Peña Nieto, muy probablemente para financiar su campaña presidencial. Ciertos grupos civiles independientes califican al estado como el peor en términos de competitividad y en términos de corrupción.
Peña Nieto es un lobo disfrazado de cordero. Se esconde detrás de una sonrisa telegénica y un guardarropa apantallante, pero representa a la vieja y corrupta clase gobernante de México. La semana pasada, por ejemplo, un general de alto rango con aparentes lazos cercanos a Peña Nieto y su grupo de políticos del Estado de México fue arrestado bajo cargos de crímen organizado.
Durante su gobernatura, Peña Nieto presuntamente gastó decenas de millones de pesos de fondos públicos para financiar ilegalmente su imagen en televisión nacional. Pero tiene pocas ideas propias y un carácter moral cuestionable... Ningún intelectual o periodista independiente se atreve a respaldar públicamente la candidatura de Peña Nieto... Aquellos que lo apoyan detrás de las cortinas lo hacen no porque crean que será un buen presidente, sino porque ven un retorno del PRI como su mejor póliza de seguro.
Pero México no necesita más privilegios para los ricos y poderosos... México es uno de los lugares más desiguales en el planeta. Es el hogar del hombre más rico del mundo, Carlos Slim, y del más poderoso narco-traficante del hemisferio, Joaquín Guzmán. Sólo 10 familias controlan el 10% del PIB de México. Al mismo tiempo, 50 millones de personas subsisten bajo la línea de pobreza.
Existe evidencia de que los mexicanos están abriendo los ojos. Peña Nieto ha caído de primer a tercer lugar entre los votantes con educación profesional. Su apoyo en el norte de México, bastión del PRI, y entre los independientes, también va a la baja. Hace unos días, estudiantes abuchearon y prácticamente corrieron a Peña Nieto de su campus después de un discurso en una de las escuelas privadas de la élite en la Ciudad de México. El fin de semana pasado, decenas de miles de estudiantes salieron a las calles a protestar contra el retorno del PRI el primero de julio. "Sería una película de terror," dijo uno de los protestantes.
El resultado de las próximas elecciones sigue en el aire. Persiste la oportunidad de que México avance, en vez de retroceder, en su lucha por consolidar la democracia, institucionalizar el rendimiento de cuentas, y expanda la oportunidad económica.
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