La justicia no espera ningún premio, se le acepta por sí misma
- Cicerón
James Surowiecki escribió un artículo para The New Yorker en el que aborda un punto muy importante respecto a la crisis de deuda soberana europea; específicamente, describe la forma en que las diferentes nociones de justicia de los actores involucrados han creado una especie de trampa de la que los países europeos están tratando de manera casi inútil de escapar.
A estas alturas incluso aquellos que se mostraban más renuentes a siquiera considerar como opción la salida de Grecia de la Zona Euro han cambiado de tonada y admiten que se están elaborando y analizando planes de contingencia para lidiar con esa posible situación. Dejemos de lado el hecho de que todo esto se vió venir desde hace más de dos años, y que si se hubiera tratado el problema de manera adecuada los griegos tendrían hoy bajo el cinturón dos años de recuperación, en vez de dos años más de terrible austeridad que a fin de cuentas no les servirá de mucho, ya que en vez de permitirles reducir su nivel de deuda y pagar tasas de interés más bajas para financiar sus déficits, es exactamente lo opuesto lo que está ocurriendo.
Pero, retomando el argumento, dejemos de lado esa situación, y pensemos un poco en las circunstancias que la Zona Euro enfrenta hoy. Por un lado, tiene países fiscalmente sólidos y responsables, que siguen forzando a Grecia a apretarse el cinturón, pareciera más con el fin de castigarlos que de rehabilitarlos--basándonos en los malos resultados que el infame apretón ha ocasionado. En el otro lado, se encuentran los países despilfarradores e irresponsables que resienten sobremanera no sólo la falta de respeto involucrada en tener que obedecer las medidas de austeridad dictadas desde el exterior, sino también la miseria causada por la misma austeridad.
En un conflicto como el anterior, donde todos los actores involucrados son humanos--y por lo tanto, dependientes de nuestro altamente fallido raciocinio--la noción de justicia ha venido a ser una de las principales explicaciones cuando se investiga la razón por la que no se logra llegar a una solución ordenada y metódica. Las nociones de los que es justo y lo que es injusto de cada participante varía con su posición en el conflicto. Para los alemanes, no es justo que los griegos disfruten de un rescate financiero si no están dispuestos a pagar por los años que pasaron gastando dinero de manera irresponsable. Los griegos, por su parte, consideran injusto que una sarta de extranjeros les digan qué hacer así como cómo gastar los pocos recursos de los que ahora disponen.
Sólo recientemente es que se ha comenzado a explorar la noción humana de justicia en modelos económicos. Existen análisis formales importantes (como éste dentro del ámbito de teoría de juegos), pero una de las manifestaciones más populares es la del juego del ultimátum, el cual demuestra que cuando el raciocinio y la noción humana de justicia se encuentran en desacuerdo, las personas fácilmente se desvían del comportamiento racional con el fin de garantizar la existencia de cierto grado de justicia. El resultado es sorprendente porque nos dice que una persona está dispuesta a perder ganancia material, o incluso a hacerse daño a sí misma, con tal de no permitir un "abuso" como tal persona lo percibe.
Resulta por lo tanto interesante considerar el mexican standoff en el que actualmente se encuentran enfrascados los países de la Zona Euro bajo el prisma de la noción de justicia. Es prácticamente imposible erradicar esta noción de la mente humana, porque se encuentra enraizada a su vez en la noción de igualdad. Y en la presente situación de crisis en la Zona Euro, todos los países involucrados son de cierta manera iguales, porque todos tienen cierto grado de poder sobre los demás. Si los países en condición más precaria se deciden a hacerlo, pueden hacerle la vida de cuadritos al resto de la unión monetaria: si se rehúsan a pagar su deuda o a respetar las medidas de austeridad, esto le costará materialmente al resto de los miembros tanto en el corto como en el mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, es obvio que los países en mejor situación económica son los que cuentan con el valioso capital que puede ayudar a los más endeudados a salir del hoyo. ¿Quién jalará primero del gatillo?